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¿Qué es la pulsión de muerte?

Publicado por Lic. Maria V.

Pulsión de Muerte es un concepto freudiano que forma parte de su segunda tópica y que coexiste con el de Pulsión de Vida. Este concepto, aunque complejo y a veces controvertido, es fundamental para comprender la teoría psicoanalítica de Freud y su visión del comportamiento humano.

Para Freud, en esta instancia, las Pulsiones de muerte (Thanatos), y las Pulsiones de Vida (Eros) se encuentran entremezcladas en el psiquismo. La pulsión de vida tiende a la unión y a la ligazón, y las pulsiones de muerte a la destrucción, la agresividad y la ruptura. Las desmezclas pulsionales originan un predominio de las pulsiones de muerte, que siempre impulsan al organismo vivo a su estado inerte.

La agresividad y la destrucción tanto hacia uno mismo como hacia otros son pulsiones que se encuentran dentro de la categoría de las pulsiones de muerte. Estas pulsiones pueden manifestarse de diversas formas, desde la autodestrucción hasta la violencia hacia otros. Es importante destacar que, aunque estas pulsiones pueden ser destructivas, también pueden ser canalizadas de manera productiva. Por ejemplo, la agresividad puede ser utilizada para defenderse o para luchar por una causa justa.

Si un individuo vive es porque hay un predominio de las pulsiones de vida, que le permiten precisamente estar ligado a la vida, amar, relacionarse, trabajar, estudiar y llevar a cabo las actividades cotidianas. Las pulsiones de muerte, sin embargo, están presentes, y se manifiestan en los impulsos agresivos o destructivos y en muchas conductas que encarnan auto-boicots y repetición de situaciones que dañan al individuo y/o a otros.

La pulsión de muerte busca la aniquilación, el estado de nirvana, la inmovilidad. Para lograrlo debe atentar sobre todo lo que implique la activación del aparato psíquico. Buscar cesar las tensiones que se ponen en juego en el psiquismo al llevar a cabo todas las tareas que nos conectan con la vida.

Su manifestación aparece en conductas agresivas, destructivas de los vínculos, y a la autodestrucción y al placer presente en la destrucción misma. es aquello que aísla al individuo. Estas conductas pueden ser muy destructivas y dañinas, pero también pueden ser vistas como una forma de resistencia o de lucha contra las fuerzas opresivas.

La pulsión de muerte es constitutiva del psiquismo y está presente en todos nosotros. Si continuamos viviendo y podemos desempeñarnos en nuestros vínculos es porque la pulsión de vida está logrando en buena medida unir y ligar. Cuando la pulsión de muerte, a través de la desmezcla pulsional, toma relativo protagonismo se presentan más conductas autodestructivas y una dificultad para sostener esa ligazón.

Freud vincula la pulsión de muerte con la compulsión a la repetición. Esta última es la que nos lleva a repetir inconcientemente ciertas situaciones traumáticas o no resueltas. Es la que impide salir de ciertos círculos viciosos, encontrarse siempre con los mismos problemas, con personas y vivencias similares a las padecidas previamente. Esto puede ser muy doloroso y frustrante, pero también puede ser una oportunidad para aprender y crecer.

La compulsión a la repetición nos lleva a enfrentarnos una y otra vez con las mismas pérdidas. Este encuentro con situaciones angustiantes no puede asociarse concientemente con las situaciones previas. Se padece como algo absolutamente nuevo y actual. Es por eso que el análisis permite ofrecer el espacio propicio para que esta concientización tenga lugar.

Las experiencias traumáticas dejan de algún modo una huella que posteriormente se persigue de modo inconsciente. Volviendo a reencontrarla en otros lugares, a través de otras personas, pero con la misma impronta, y dejando al sujeto en la misma posición.

La pulsión de muerte, como dijimos, forma parte del psiquismo, no puede eliminarse. Al contrario como tal, cumple su función: a veces se necesita destruir algo para poder construir otra cosa. Pero es importante elaborar en dónde se hace presente para poder posibilitar un equilibrio con las pulsiones de vida que permitan el desarrollo de aspectos vitales constructivos. En este sentido, es crucial buscar ayuda profesional cuando las pulsiones de muerte se vuelven abrumadoras y amenazan con destruir nuestra vida y nuestro bienestar.