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Supersticiones

Publicado por María Gómez

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En todas las culturas existen mecanismos que rigen el comportamiento de los individuos que conforman una sociedad.  No sólo en comunidades tribales sino también en sociedades occidentalizadas, las personas se dejan llevar por las supersticiones.

Estamos ante la creencia de que se pueden predecir las consecuencias de una acción, situación o fenómeno dados. La magia y el misticismo explican este efecto. Suelen tener una naturaleza negativa y, a pesar de que no hay evidencia científica de su funcionamiento, las supersticiones están muy normalizadas y asumidas como parte  del bagaje cultural de una sociedad concreta.

A nivel psicológico, es rentable por la percepción de control que nos produce sobre situaciones, a priori, imposibles de controlar. Esto nos genera un gran alivio. Por ejemplo, si decido no pasar por debajo una escalera, lo más probable es que no tenga mala suerte y esto me da seguridad ya que me deshago de cualquier fatalidad y de su impacto emocional en mi.

Desde otra perspectiva, tendemos a buscar y a detenernos en los datos que coincidan y confirmen esa realidad, por tanto, seremos parciales aunque sea inconscientemente. Nos quedamos con una parte de la realidad en lugar de con el todo.

Por otro lado, no deja de ser un mecanismo de defensa ante algún ataque de la vida que permitirá gestionar esa situación desagradable.  En ese sentido, resulta productivo como estrategia de afrontamiento. La superstición juega en nuestra contra como elemento patológico, cuando se convierte en nuestra brújula de vida al interferir negativamente superponiendo el malestar a la serenidad que puede producir en una persona.

Cuando las supersticiones adquieren un carácter social o son compartidas, incrementa su poder ya que se va retroalimentando unos a otros exagerando sus efectos tanto para bien como para mal.

A pesar de que la cultura es un factor bastante concluyente, hay algunos tipos de personalidades más propensas a adoptar  las supersticiones como verdades absolutas. Así, las personas obsesivas, las más inseguras,  las que buscan verdades categóricas o aquellas que son fácilmente sugestionables, buscarán en las supersticiones la estabilidad que les falta.

En general, el recurso de superstición se moviliza en situaciones asociadas con el estrés o la ansiedad convirtiéndose en un reductor de los mismos. Habrá que tener en cuenta que se trata de un parche temporal a un problema de ansiedad que no podrá ser superado sino con tratamiento psicológico orientaciones relajación etcétera.

Es la necesidad inherente al ser humano de querer explicar todo lo que sucede. Se busca una explicación lógica de porque se producen los acontecimientos, lo que origina en todas las culturas estas creencias que proporcionan coherencia a la vida. Al final, explicar basándose en superstición es de todo menos lógico.

Bien es cierto que, en muchas ocasiones, es muy difícil desprenderse de ellas y hemos llevamos desde la más tierna infancia presenciando y absorbiendo por nuestro entorno familiar este tipo de convicciones. Con lo cual, si quieres despegarte de estas creencias puedes empezar por rendirte a las evidencias.  Abre el paraguas dentro de casa, y verás.