Teorías de la Adolescencia – Segunda Parte
Margaret Mead (1901-1978), y Ruth Benedict (1887-1948), investigaron la influencia de los factores culturales en el proceso evolutivo.
Mead intenta comprender los fenómenos de la adolescencia mediante estudios empíricos de campo, utilizando la metodología antropológica; Benedict en cambio, realiza una teoría del desarrollo desde el punto de vista antropológico cultural.
Mead revela la importancia de los factores culturales y las instituciones sociales para el desarrollo y se basa en los rituales de la pubescencia y las experiencias adolescentes en sociedades primitivas.
Los trabajos teóricos de Benedict y los estudios de campo de Mead se complementan llegando a una formulación sistemática común de la influencia cultural en el proceso evolutivo. La plasticidad del ser humano explica el progreso de la especie y aunque existen características universales pueden no estar determinadas genéticamente.
Kurt Lewin (1890-1947), influenciado por la teoría de Sigmund Freud y por la escuela de la Gestalt, se interesó en la motivaciones.
Para Lewin, la conducta es una función de la persona y de su ambiente. Un ambiente psicológico inestable en la adolescencia hace a ese individuo inestable; y la suma de los factores personales y del ambiente interactuando, constituye el espacio psicológico o vital.
Lewin sostiene que toda barrera entre el individuo y su objetivo provoca frustración y considera que por lo menos, lo social de la situación psicológica tiene tanta importancia como lo físico.
Construye el concepto de “espacio vital” para expresar la combinación de las fuerzas biológicas, sociales y ambientales; que se va estructurando y diferenciando, a través del proceso evolutivo; en algunas etapas más rápido que en otras.
Los cambios lentos, llevan a desarrollos más armoniosos y los rápidos son los que se producen en períodos de crisis.
En la adolescencia, el cambio de la estructura del espacio vital es rápido, debido a problemas psicológicos diferentes; principalmente el relacionado con la capacidad para distinguir la realidad de la irrealidad; y la inteligencia del individuo es el factor individual que determina el alcance y el grado de la diferenciación de ese espacio vital.
Lewin destaca la necesidad de permitir la independencia del niño y de ofrecer la estructura y orientación adecuadas para el desarrollo favorable de su personalidad.
Los estudios realizados y publicados en la Universidad de Minnesota, dieron como resultado que los niños criados en ambientes estructurados, posteriormente se mostraban decididos, confiados, se podían aceptar a si mismos y orientarse hacia la acción. En cambio, aquellos que se habían desarrollado en situación no estructurada, eran luego indecisos, desconfiados, pesimistas y con la tendencia a percibir el éxito como algo fortuito.
Para Gesell(1880-1961), la adolescencia, que es un período que se inicia aproximadamente a la edad de once años y que se logra terminar de transitar poco después de los veinte años; es un proceso de maduración irregular.
La tarea del adolescente, según Gesell, es encontrarse a si mismo y llegar a lograr el equilibrio y la integración de la conciencia de si mismo, de su autonomía y de su adaptación social; además de un sentido de independencia basado en la autoconfianza.
Fuente; “Teorías de la Adolescencia”, Rolf E. Mús., Biblioteca del hombre contemporáneo, 1976.