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Menopausia

Publicado por Malena

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Mariana acaba de cumplir 50 años. Es una edad difícil de aceptar para muchas mujeres; y cuando esto ocurre, la vida puede complicarse y convertirse en un verdadero caos.

Cuando estamos mal todo sale mal, eso es un hecho que la mayoría alguna vez ha podido experimentar en momentos de crisis y sólo cuando nos atrevemos a tomar decisiones para seguir adelante, todo vuelve a la normalidad.

Mariana está casada y tiene dos hijos adolescentes; vive en una hermosa casa de dos plantas, tiene su propio auto y no le falta nada.

Es una persona muy inteligente que se exige mucho a si misma y que también le exige a los demás. Ejerce el cargo de titular de cátedra en una universidad y también tiene otro trabajo de responsabilidad dentro del área académica.

Tiene una señora que la ayuda unas pocas horas con los quehaceres de su casa, que no le resulta suficiente y todo lo demás lo hace ella, sin mucha colaboración ni de su marido ni de sus hijos, a quienes también ayuda a estudiar.

Hasta ahora podía absorber todo ese trabajo sin demasiados problemas pero ahora es evidente que le resulta imposible y que toda esta situación le produce estrés y tal vez depresión.

Su principal síntoma es el insomnio, pero además está irritable y malhumorada y esta condición hace que toda la familia sufra las consecuencias.

El médico clínico le recetó unas pastillas para dormir que no le dan mucho resultado y además está haciendo un tratamiento psicológico.

Es normal que en esta etapa de la vida una mujer sufra de los problemas psicológicos propios de la menopausia, como insomnio, angustia, ansiedad, disminución del deseo sexual, irritabilidad, intolerancia, impaciencia o depresión; pero también influye en la gravedad de estos trastornos la característica de la personalidad.

Las mujeres perfeccionistas que están acostumbradas a cumplir con todo lo que siempre han considerado indispensable, que además tienen altas expectativas con respecto a sus hijos y esperan que sus maridos actúen igual; cuando llegan a esta edad, le flaquean las fuerzas, se impacientan y se cuestionan, pierden la autoestima, se rebelan y se arriesgan a sufrir tremendos desengaños.

Porque esa pretensión no ha reparado en la deficiente relación que ha llegado a establecer con su familia, que no refleja una normal ni feliz convivencia, ni tiene en cuenta a los otros como son, sino que se vuelve en esta crisis, dominante y dictatorial.

La vida se convierte así en una sucesión de experiencias infelices que pone a todos de malhumor, los carga de culpa y no se traduce en un mejor comportamiento sino que empeora las cosas con resultados siempre negativos.

Sólo en etapas de crisis se puede cambiar y decidirse a vivir mejor, pero en estos casos cuesta empezar cuando la persona se encuentra envuelta en una cruel rutina armada para castigarse, empeñándose en creer que no merece ser feliz.

Las expectativas que no producen bienestar hay que replanteárselas, porque estar en el buen camino no reporta malestar sino solamente gozo y dicha que se transmite a todos los demás.

Para poder salir de este estado, Mariana deberá desearlo y decidirse a hacerlo, comenzando por dejar que cada uno en su casa se haga cargo de su responsabilidad y que asuma las consecuencias.

Tener dos trabajos puede llegar a ser extenuante cuando se desea también ser perfecta en el hogar y asumir los roles de los demás.

Por lo tanto es indispensable que Mariana comience a aceptar sus limitaciones y tome conciencia que si desea continuar con sus dos trabajos deberá contar con más horas de ayuda en el hogar y poner las reglas en la casa para que cada uno se haga responsable de las obligaciones que le corresponden.

El proceso de la menopausia es una oportunidad para que una mujer comience a centrarse más en si misma, a replantearse los propios ideales y a decidirse a abandonar los ideales que tiene para los demás.