La Menopausia
“…lo que la juventud encontró fuera; en el otoño de la vida, tanto el hombre como la mujer lo encontrarán dentro.” Carl Gustav Jung
La menopausia consiste en el cese definitivo de la menstruación, debido a la ausencia de secreción ovárica, debido a que el ovario no responde a la estimulación hormonal de las sustancias gonadotropas de la hipófisis.
Este período es precedido por la premenopausia, con perturbaciones del ritmo menstrual, cuando pueden alternarse períodos de retrasos y faltas de la regla con fases de hemorragia uterina; seguido por la post-menopausia, cuando finaliza la involución ovárica, la hipófisis involuciona a su vez y se establece un nuevo estado de equilibrio.
La menopausia puede producir alteraciones afectivas y psicológicas relacionadas con la reacción de la mujer frente a la pérdida de la posibilidad de procrear naturalmente, ya que sabemos que la medicina actual permite a las mujeres post menopáusicas albergar en su útero y dar a luz un bebé por inseminación artificial.
La menopausia es una etapa de la vida femenina inevitable que para la mayoría resulta liberadora pero que sin embargo para algunas mujeres sigue siendo una oportunidad más para deprimirse.
La mujer moderna, por su mayor integración social, y una mayor variedad de intereses fuera de la familia, tiene una conciencia menos perturbadora de su crisis climatérica que en la antigüedad, cuando el objetivo principal de la mujer consistía en tener hijos.
Los síntomas comunes se extienden desde la simple inestabilidad del humor, con reacciones emotivas desproporcionadas a las causas, hasta una irritabilidad permanente con explosiones de violencia que sobrevienen ante la menor contrariedad.
Los trastornos de la sexualidad y de la afectividad suelen ser comunes. Puede darse tanto un aumento de la libido como una disminución, que indica más bien motivos psicológicos que fisiológicos.
Por lo general, las personas con antecedentes de depresión son las que comienzan a decaer frente a los primeros trastornos, presentando cuadros de ansiedad, que se manifiestan con un estado de inestabilidad y agitación; angustia, hipocondría, con síntomas como palpitaciones, pruritos, dolores migratorios, trastornos digestivos y urinarios; insomnio, falta de memoria y depresión.
En estos estados un tratamiento psicológico suele ser más efectivo que las drogas.
Es importante el tipo de personalidad y el modo de reaccionar frente a los cambios para evaluar pronósticos que suelen ser favorables para la mayoría.
Existe también una relación entre los estados depresivos premenstruales y la depresión en la menopausia, pero afortunadamente estos estados de ánimo anormales suelen desaparecer luego de 15 a 22 meses sin período.
Este trastorno requiere adaptación frente a una vida que cambia de perspectivas para poner en marcha nuevos esquemas que permitirán la continuidad del crecimiento personal.
Carl Gustav Jung, sostiene que es un gran error suponer que el sentido de la vida se agote, en el otoño de la vida, por ejemplo en el caso de la mujer, en la menopausia.
Según su perspectiva, la vida tiene un doble fin, el primero es el fin natural, la generación de la descendencia, el trabajo y la posición social. Cumplido este fin, comienza otra fase: la del fin cultural.
A muchos los domina la falsa ambición de hacer de mayores lo mismo que cuando eran más jóvenes, y es en esas ocasiones en que el tránsito de la fase natural a la fase cultural se torna más difícil y amarga. Otros se aferran a sus hijos, como lo hacen muchas madres.
Jung señala que es una especie de segunda pubertad que suele sobrevenir acompañada por todas las tormentas de la pasión.
La transición de la primavera al otoño es una inversión de los antiguos valores, siendo conveniente no rechazarlos en absoluto, sino conservarlos, pero al mismo tiempo reconocer sus contrarios.
Evitar estar desaliñada, vestirse bien como para salir, aunque no salgan, porque lo más importante es agradarse a uno mismo, es una buena forma de recuperar el optimismo y la confianza en la vida.
Aprender a estar sola, salir a tomar un café o a comer sola de vez en cuando y gozar de la propia compañía, es la clave para reconocerse y encontrarse, porque sólo en soledad surgen las mejores ideas, la creatividad y la solución de los problemas.