Bienvenida, menopausia
Eres una mujer adulta, que ha pasado la vida menstruando mensualmente, en algunos casos, has pasado por uno o varios embarazos con sus respectivos partos o cesáreas y, aun así, tienes que aguantar que digan, despectivamente, que estás “menopaúsica” cuando te enfadas o protestas igual que lo has hecho cada vez que algo te ha molestado durante los últimos 45 años.
Hoy, queremos reivindicar la menopausia como una etapa positiva y plena de posibilidades puesto que la mujer se halla inmersa en un periodo en el que las preocupaciones importantes y los tormentos pasados han sido superados.
Para quien no lo sepa, la menopausia implica la retirada permanente de la menstruación que deriva en la pérdida de la capacidad reproductiva. Conlleva también cambios físicos, hormonales y reajustes metabólicos. Esta transición se produce de manera paulatina a lo largo de varios años, por eso la sintomatología va apareciendo poco a poco.
Además de estos cambios físicos, la menopausia puede traer consigo una serie de cambios emocionales. Algunas mujeres pueden experimentar cambios de humor, ansiedad o incluso depresión. Es importante recordar que estos sentimientos son normales y que hay muchas maneras de manejarlos. La terapia, el apoyo de los seres queridos y el autocuidado pueden ser herramientas valiosas durante este tiempo.
Partiendo del principio de normalidad y aceptando que existe cierta variabilidad interpersonal, proponemos ciertas recomendaciones a nivel psicológico, cuya práctica ayudará a suavizar el impacto de este fenómeno natural en la mujer y a mejorar la calidad de vida de manera sustancial.
En cuanto a la percepción y a las expectativas de la mujer al respecto, resulta determinante asignarle un significado positivo y vital. Intenta buscar información acerca del tema cuando te vayas aproximando a la edad límite o ante los primeros síntomas. Aconsejamos compartir tus dudas con algún grupo de apoyo formado por mujeres que ya han pasado esta fase.
Libérate. Aunque se trate de un proceso de envejecimiento reproductor y estético, asúmelo y acéptalo como una excusa para desembarazarte de la opresión de los estereotipos asignados a la mujer: la eterna juventud, la maternidad sacrificada, o la exclusiva belleza lozana. Aprovecha para ser tú misma si aún no has tenido tiempo de serlo.
Mantén bajo control los factores susceptibles de crearte malestar o preocupación. El estrés no favorece una actitud adaptada a la nueva situación. Por supuesto, no es una tarea fácil pero nadie cuidará de ti mejor que tú. El objetivo merece el esfuerzo.
Siéntete satisfecha con la vida. Has llegado a la madurez sin dejar de bregar con las pruebas de la vida y debes sentirte orgullosa de haber llegado hasta este momento. Sigues teniendo mucha fuerza interior y exterior también, sin embargo debes seguir ejercitándote para no caer en la pasividad.
Por ello, procura llevar un estilo de vida saludable alimentándote de manera equilibrada y consumiendo los productos que minimicen efectos secundarios de la menopausia como lecitina de soja. Intenta hacer ejercicios de respiración y relajación como Tai Chi, Yoga o Pilates. En suma, sigue cuidándote.
Seguro que vas teniendo más tiempo libre que nunca. Aprovéchalo, disfrútalo. Recupera aficiones arrinconadas o desarrolla nuevos intereses. No permitas sentirte vacía o inútil porque eso estaría muy lejos de la realidad.
El entorno próximo debe apoyar, descargarle tensiones a la mujer menopaúsica, animarla, asistirla y respaldarla. No es ni más ni menos que devolverle lo que ella ha estado haciendo con todos los miembros de la familia durante toda la vida. Sed agradecidos.
Además, es importante recordar que la menopausia no significa el fin de la vida sexual. Muchas mujeres encuentran que la menopausia puede ser un tiempo de reinvención y descubrimiento en esta área. Sin la preocupación del embarazo, puedes explorar nuevas formas de intimidad y placer.
Amiga, se inicia un tiempo nuevo y largo para experimentar, aprender, gozar, soñar. Ilusiónate con esta nueva etapa como cuando ibas a ir de excursión de niña. Sigues teniendo ese espíritu, no lo olvides.