Obsesión y Melancolía
Venía hablando del Hombre de los Lobos, ese caso que es uno de los que representa el historial freudiano de casos clínicos. Dije, respecto de la depresión, que no había sido abordado por Freud en tanto era una sintomatología que no estaba presente al momento en el que el paciente hace la consulta con Freud; sino que de esto tenemos testimonio en su autobiografía.
El post anterior terminé diciendo que la doctora que atendió al hombre de los lobos luego de Freud -la doctora Mack Brunswick- era la que hipotetizaba que el paciente mismo había desencadenado ciertos hechos que lo llevaban a una profunda desazón, estado con el que ella lo había atendido.
Ella afirma que el paciente experimentaba un estado afectivo relativo a una pérdida real, y además, provocado por las ideas obsesivas que lo acosaban, también autorreproches, culpa, rechazo; así como se acentuaban sus depresiones cada vez más, lo que se llama el dolor anímico.
¿Se trata de duelo o de melancolía en este caso?
Freud, sabemos (los remito a post anteriores donde aborda el tema del duelo) designa como causa, para ambas afecciones, la pérdida de una persona que se ama, o de algo que «haga las veces de»(ideales, etc).
Dije, en el post anterior, que el Hombre de los Lobos había sucumbido a ese estado de desazón a raíz de la muerte de su hermana primero, y la muerte de su esposa después.
Pero hay otro acontecimiento que podemos considerar relevante: la muerte de su padre lo deja impávido, pero cuando cae en ese estado depresivo no es precisamente en ese momento, sino cuando acude a su antiguo médico, Kraepelin, para dar cuenta de que «había heredado la enfermedad del padre»: la «depresión». Su médico le niega atención. Y sin embargo, sabemos que el paciente habla de estados de duelo no resueltos. ¿Pero de qué se trata?
Hay que tener en cuenta que Freud consideraba al Hombre de los Lobos como un obsesivo. Ese fue su diagnóstico en el texto «Duelo y melancolía». El diagnóstico tenía fundamentalmente en esa ambivalencia afectiva respecto del objeto de amor. Ahora bien, ¿se trata de una «melancolía obsesiva» o de una «verdadera melancolía»?
Tenemos que decir que la neurosis obsesiva Freud las ubicaba dentro del campo de las neurosis de transferencia, siendo la melancolía ajena a este campo, es decir, dentro de las neurosis narcisistas.
Siguiendo a Freud, el diagnóstico diferencial lo podremos hacer a partir dilucidar el estatuto de la identificación que se pone en juego.
En la melancolía, el retiro de la libido del objeto toma el camino de la identificación narcisista; es decir, se hace la ecuación: amor de objeto por identificación del yo con el objeto resignado. En la neurosis, en cambio, la identificación preserva la investidura del objeto.
Podemos decir, siguiendo a Freud, que aunque en ambas afecciones tiene lugar la satisfacción de tendencias sádicas, la ambivalencia de la neurosis obsesiva no está acompañada de la regresión de la libido al yo.
FUENTE: EXTENSIÓN 5, CÁTEDRA DE PSICOPATOLOGÍA, UNLP, LA PLATA, ARGENTINA. ED. DE LA CAMPANA.