La pérdida de un ser querido
La vida está llena de trances y de momentos que cambian nuestras vidas a nuestro alrededor, uno de esos momentos es el de la muerte de un ser querido, una amistad o un familiar. Cuanto más cercano y parte de nuestras vidas es esa persona más grande es el impacto. Por eso te vamos a dar algunas claves para poder pasar tú mismo por este trance y ayudar a otros a poder pasarlo.
En un caso de estos no se trata de dejar de sentir dolor, es evidente que se va a tener que sentir ese dolor, esa pérdida pero se trata de que afecte lo menos posible a la vida que debemos de seguir llevando.
La primera sensación es la de que nunca nos vamos a poder sobreponer al dolor que estamos sintiendo al haber perdido a nuestro ser querido pero la realidad es que el tiempo lo cura todo y debemos de ser conscientes de ello. Cada día que nos levantemos y nos alejemos en el tiempo de ese fatídico momento las sensaciones de dolor desesperante se irán borrando dando paso a otras emociones cada vez más llevaderas.
Está en nuestras manos que sean emociones constructivas y no destructivas, debemos de luchar para que esta perdida no afecte a nuestras vidas en lo fundamental.
Hay varios sentimientos que se van alternando en este proceso. Entre ellos nos encontramos con la pena. Este sentimiento es completamente normal pero debemos de entender fríamente que lo que ha sucedido es algo natural que sucede en toda la naturaleza y en todos los reinos. Por lo tanto la pena es algo normal, identificable y contra lo que no tenemos porqué luchar, forma parte de un duelo normal. El problema sería si se prolongara en el tiempo demasiado tiempo.
La incredulidad es otro de los sentimientos dentro de un proceso de pérdida de un ser querido. Un proceso de autodefensa para evitar tanto dolor pero que no es racional. No se llega a comprender que la persona fallecida ya no va a volver y esto es causa también de mucho dolor. Hay quién siente un bloqueo emocional como otro mecanismo de defensa.
Para poder restablecer una vida normal debemos de tener nuevas ilusiones en la vida o retomar las que teníamos antes, apoyarnos en las personas que quedan y ser cada vez más conscientes de lo perecedero de la vida. Concluir que tarde o temprano nos vamos a ir nos puede dar la positiva comprensión de que debemos de aprovechar al máximo el tiempo que estemos aquí.
Es muy importante que nos concienciemos de que nuestra reacción en cualquiera de los sentimientos que os hemos descrito es completamente normal y no debemos de huir de ello. Lo que no es normal es estar en un estado de alegría, euforia o alejados de la realidad que ha sucedido.
Una vez superados estos sentimientos es momento de aprender a afrontar la vida como un reto ante el nuevo escenario que se nos presenta.
Ilusiónate con nuevos proyectos, date caprichos, no te encierres y sal al aire libre con tus amigos, haz deporte, practica tus aficiones favoritas, recupera tu vida con toda la fuerza para que la puedas vivir incluso mejor que antes de esta pérdida.
Tengamos paciencia y dejemos pasar unas semanas, incluso unos meses. Si estas sensaciones aún no han pasado entonces seria conveniente compartir nuestro estado con un profesional que nos pueda ayudar.