El boom del DIY (Do It Yourself): El poder de crear.
El DIY (Do It Yourself), no es más que el “Hágalo usted mismo” de siempre.
Actualmente, con la masividad de plataformas de vídeo y las redes sociales, se ha transformado en un modo de vida para muchos. Hoy por hoy, con sólo buscar en internet, uno puede encontrar tutoriales para hacer prácticamente cualquier cosa.
Esto, brinda enormes posibilidades de aprender técnicas de lo más diversas y también de reemplazar la compra por la elaboración artesanal. Más allá de las características de este tipo de actividades, es interesante analizar cual es el efecto psicológico que producen.
En principio, podemos hacer énfasis en el “poder de crear”. Ya con la concepción freudiana entendemos, de por sí, cómo Sublimación a todo tipo de producción artística o intelectual. Mediante este proceso, logramos, de algún modo tramitar energía disponible en el psiquismo, orientando la libido hacia un fin desexualizado. Es una manera muy saludable de reconducir esta energía.
Para Jung, el proceso creativo es esencial para el psiquismo; la forma o el objeto creado se transforma en un símbolo externo que representa la interioridad y la espiritualidad de la persona que lo crea.
Mediante todo tipo de actividad creativa logramos transformar esa energía y a la vez crear algo nuevo, algo que incluso más allá de ser pensado por otros, no existía concretamente en nuestra vida antes de que lo hayamos elaborado.
Toda tarea manual, que implique el trabajo sobre determinados materiales y su transformación: de materia prima en un producto elaborado que gracias a nuestra intervención se convierte en algo nuevo y diferente, tiene un efecto terapéutico de por sí.
Dedicar tiempo y energía en una tarea manual concreta nos ayuda a reducir la ansiedad, a focalizar y a conectarnos con la situación presente.
Muchas tareas como bordar, tejer, tocar un instrumento, pintar, hacer cerámica, entre muchas otras, son equivalentes a un acto meditativo.
Son tareas que implican creatividad pero a la vez constancia y repetición de ciertas acciones, y esto termina transformándose en un continuo que nos lleva a un plano de mayor relajación.
Además, el poder de crear algo por uno mismo, aumenta la autoestima y nos ayuda a confiar en nuestras capacidades.
El Arteterapia utiliza muchos de estos principios: la creación de un objeto con una impronta propia, nos resignifica y nos transforma a nosotros mismos.
De modo que es interesante aplicar, gracias a la gran cantidad de información que hoy por hoy hay disponible, alguna de estas técnicas de vez en cuando.
En lugar de comprar todo automáticamente, es recomendable elegir qué de eso nos interesaría aprender a hacer e intentarlo.
El proceso es en sí terapéutico y el resultado también. Y es deseable que se implemente tanto con niños como con adultos.
Uno aprende a desarrollar la paciencia, la sucesión de pasos necesarios para lograr un resultado, la perseverancia, la tolerancia a la frustración, la constancia para tener que empezar de nuevo si no salió correctamente la primera vez.
Son todos puntos interesantes para desarrollar justamente en este mundo ansioso e instantáneo.
Irónicamente la tecnología y la velocidad de la información son las que nos permiten acceder a desarrollar esas capacidades que han quedado relegadas en el mundo moderno.
Aprender de los procesos e involucrarnos en ellos. Salirnos de la inmediatez de desear algo = comprarlo y tenerlo; y poder transitar por el proceso de aprendizaje y creación que estas actividades implican.