El Colon Irritable y la Fobia
Es evitable sufrir de colon irritable
El colon irritable es considerada una afección psicosomática.
Dentro del encuadre cognitivo, se puede decir que la persona que sufre este problema, además de ser una personalidad obsesiva, controladora y perfeccionista, ha adquirido también un condicionamiento.
Las afecciones psicosomáticas comienzan siendo funcionales y posteriormente pueden o no convertirse en enfermedades orgánicas.
Uno de los síntomas que más afecta a estas personas, relacionado con la conducta, es la necesidad urgente de evacuar el intestino en cualquier momento, limitando sus actividades normales y su libre desplazamiento, por el temor de no disponer cuando lo necesita de un cuarto de baño.
Hace poco tiempo, durante un torneo de tennis un conocido deportista argentino, que parece que también sufre de colon irritable, tuvo que abandonar la cancha en pleno juego para ir al baño, si mal no recuerdo, en dos oportunidades. Este fue un episodio que se vio por televisión y que molestó a los jurados.
El colon irritable se relaciona con el miedo, en el caso del tennista, el miedo a perder, y en general el miedo a perder el control.
Como cualquier otra fobia se puede tratar desde el punto de vista de las terapias del comportamiento, tratando de cambiar ese comportamiento por otro.
El cuerpo se puede adiestrar con la mente y no es difícil ni exige grandes esfuerzos.
En primer lugar, es recomendable no consumir alimentos que ya saben que les resultan perjudiciales, luego, deberán masticar 28 veces cada bocado, sentarse para comer disfrutando de la comida sin pensar en cosas desagradables o en todo lo que tienen que hacer.
Por lo general, la persona que sufre de colon irritable siente deseos de evacuar cada vez que come, por lo tanto, suelen mover su intestino varias veces al día y se condiciona de esa manera a tener esa necesidad con cada ingesta y también en momentos de estrés.
El estrés aumenta y a la vez condiciona a la persona, cuando imagina que no va a encontrar un baño a su disposición si lo necesita.
Como vemos todo es mental y con el debido entrenamiento se puede revertir.
El cuerpo responde al dominio del yo, que es el director de orquesta que crea la obra que va a ejecutar.
El mejor momento para ir al baño es a la mañana al levantarse, antes o después del desayuno.
Así como nos condicionamos para sufrir también podemos condicionar a nuestro cuerpo para que funcione normalmente.
Es necesario tomarse el tiempo que sea necesario en el cuarto de baño para que se pueda cumplir esta función, como mínimo media hora, y si se tiene éxito, asociarla a cualquier otra cosa, ni bien está sucediendo o inmediatamente después.
Por ejemplo, se puede asociar al sonido que produce una copa de cristal al golpearla por ejemplo con una cucharita; pero se puede asociar también con palabras, frases, oraciones, cualquier cosa, dichas en voz apenas audible para nosotros mismos.
Los días subsiguientes, deberemos aplicar este recurso sólo por la mañana y cada éxito reforzará el condicionamiento. Con la palabra éxito me refiero a lograr cumplir con la función intestinal.
Durante el día es importante controlar el deseo de ir al baño unos minutos, dado que este reflejo dura poco tiempo y si se tiene éxito asociarlo a otro estímulo cualquiera. Podrían ser unas palmaditas en el brazo derecho.
Cada vez que sientan deseos de evacuar el intestino y logren controlarlo deberán utilizar este recurso para condicionar el control, de manera que cuando estén en una situación en que desean controlarlo las palmaditas los ayudará a lograrlo.
Estas técnicas no son demasiado aceptadas por muchos psicólogos por considerarlas mecanismos aptos solamente para adiestrar animales, pero lo importante es que funcionan y en este caso puede liberar de este molesto síntoma a todos los que están sufriendo de este problema.
Si bien es cierto que también debería ser tratado el problema más a fondo.