Cómo elijo carrera si me gustan todas
La mayoría de los jóvenes se hace esta pregunta cuando está por terminar el colegio secundario y desea hacer una carrera terciaria.
Son pocos los que tienen una sola vocación bien definida, porque afortunadamente, el ser humano es versátil y suele tener distintos intereses y varias vocaciones.
No tienen que ignorar las oportunidades que tienen en su propio lugar de origen, porque por alguna razón viven allí; y es posible que existan necesidades regionales que puedan ser tan importantes como sus propios intereses y a veces hasta pueden llegar a coincidir con ellos.
Si esa posibilidad no existiera, después de haberse informado convenientemente, podrán ir ampliando el radio de acción e ir conociendo las carreras que se pueden cursar en localidades próximas, sin necesidad de mudarse a otra ciudad más lejana.
Solamente cuando las alternativas se agotan hay que considerar opciones que resultan más costosas y que obliguen a desarraigarse del lugar de origen.
La elección de carrera tiene que satisfacer las dos necesidades básicas humanas más importantes: hacer lo que les gusta y lograr una salida laboral inmediata; sin olvidar que cuando eligen una carrera también están eligiendo un estilo de vida.
El mejor criterio ante la disyuntiva, siempre será el que les asegure conseguir un trabajo a breve plazo, porque la frustración es muy grande si no se pueden aplicar los conocimientos que se adquirieron e influye notablemente en la autoestima.
Las motivaciones para hacer una carrera universitaria son muchas: puede ser para agradar a los padres, para hacer lo que a ustedes les gusta, para ganar dinero, para poder viajar, para vivir en otro país, para poder ayudar a los demás, etc.
Una buena motivación, puede mantenerlos firmes en su decisión hasta alcanzar la meta y también puede ser el motor que los ayude a alcanzar el éxito.
Si desean satisfacer a sus padres, tal vez porque son carreras que quisieron hacer ellos y no pudieron, o bien porque son las profesiones que están desarrollando y desean que sus hijos las continúen; es una condición que no hay que descartar de plano, por capricho o por el deseo de hacer lo opuesto, sino que es conveniente que analicen esa posibilidad objetivamente y sin prejuicios; porque esto no impide que no se puedan desempeñar creativamente y que no puedan disfrutar también de ese trabajo.
Algunas vocaciones no tradicionales, con difícil salida laboral, pueden desarrollarse en forma adicional, sin la pretensión de ganar dinero con ellas, porque pueden resultar estimulantes para el espíritu, como por ejemplo la música, las letras, la pintura o cualquier otra inclinación artística o inusual. A menos que se trate de alguien con una real vocación bien definida que tenga destrezas poco comunes y habilidades excepcionales para desarrollarla con posibilidades de éxito.
No olviden que el mayor problema de la mayoría de la gente es que no sabe muy bien lo que le gusta, por esta razón, a veces hay que desconfiar de los entusiasmos pasajeros y de las identificaciones con personajes que no condicen con la realidad en que uno vive.
Ganar dinero también es una buena motivación, porque cada uno tiene sus propias razones para desearlo.
El que elige una determinada carrera para ayudar a los demás, no tiene que creer que el resto del mundo no ayuda a sus semejantes por tener otras ocupaciones; porque en todas las profesiones se ayuda a la gente de distintas maneras y no necesariamente significa hacer solamente la abnegada tarea que hacía la Madre Teresa de Calcuta.
El deseo de viajar y conocer otros países puede ser maravilloso si se trata de unas vacaciones, pero cuando se convierte en el trabajo de todos los días puede resultar aburrido y cansador. Vivir siempre en distintos hoteles, aunque sean de lujo, hace que anhelemos nuestra casa y todas nuestras cosas con desesperación, sin contar que también hay que vivir despidiéndose de los afectos y de la comida casera.
En cuanto a desear tener una profesión que les permita radicarse en otro país supuestamente mejor que donde viven, también es una utopía, porque en todos los países, de Occidente, aunque no lo crean, pasan las mismas cosas y además, aunque adopten la ciudadanía siempre serán extranjeros.