Mixturas
Hace ya varios años que en Arcachon se ha realizado una convención para hablar sobre casos inclasificables en la clínica psicoanalítica, donde se conversaba sobre casos clínicos que no «entraban» en las clasificaciones estructurales con las que los analistas nos manejamos durante muchísimos años -herencia clara de la psiquiatría clínica.
En este sentido nos manejábamos con cierta clínica de lo «discontinuo», de aquello que irrumpía en la vida de alguien, y que a partir de cierta fenomenología, se podía deslindar una estructura: psicosis, neurosis, perversión.
En la actualidad, ya lo he manifestado en algunas otras oportunidades en este blog, más bien tenemos que empezar a orientarnos por una idea de continuum, de continuidad, algo que nos dará pie para plantearnos una clínica diferente, es por eso que debemos aggiornarnos en este sentido.
Este «aggiornamiento» implica ir más allá de las consideraciones teóricas y clínicas que tenemos en el Seminario 3, Las Psicosis, aunque debemos tomarlo como nuestra base y punto de partida. Siempre intento transmitir que más allá de que hablemos de la ultimísima enseñanza de Lacan, todos sus desarrollos previos son los que arman la base, los fundamentos de toda posterior configuración.
Podemos ecir que de lo que se trata es de dialectizar con la experiencia clínica y conceptos teóricos anteriores en psicoanálisis.
Lo cierto es que tenemos términos como «neodesencadenamiento», «neoconversión» y «neotransferencia», como trazos conceptuales que dibujan un panorama nuevo al que tenemos que acercarnos si, en tanto analistas, queremos estar a la altura de la época en que vivimos y trabajamos.
Es claro que la cuestión de lo real y el goce en la última enseñanza de Lacan nos lleva de la clíncia del significante, del Otro a la clínica de los nudos. Y con ello una clínica diferente.
el nudo borromeo nos permite ir más allá de las estructuras que ya conocemos; nos permite ir más allá del Nombre del Padre como operador clínico fundamental en nuestra práctica y en nuestra lectura d elos casos que tratamos.
A partir de un caso clínico, podemos preguntarnos qué puede ser lo que mantiene juntos los tres registros, en este caso en particular. En una psicosis, por ejemplo, ya no nos orientamos solo por la cuestión d ela forclusión, del momento del desencadenamiento y la verificación d elos fenómenos que dan cuenta de la estructura; empíricamente podemos decir que lo que nos orienta podría ser localizar, ubicar en cada caso, qué es lo que en determinado momento se desengancha del Otro…
Y esto es lo que nos puede orientar en la dirección de la cura, hoy en día. Una época donde clínicamente nos confrontamos con que ya no tenemos esos grandes síntomas psiquiátricos, esas psicosis extraordinarias con las que los manuales de psiquiatría clínica están colmados de ejemplos. Al contrario, hay síntomas nuevos, imperceptibles, «raros», silenciosos, fenómenos mixtos, síntomas mezclados que no son fácilmente asignables a una estructura clínica determinada.
Más bien podemos decir que entre un polo (neurosis) y otro (psicosis) existe una amplia gama de «fenómenos mixtos» que nos convocan a una clínica nueva.
FUENTE: Miller y otros. La psicosis ordinaria