¿Clasificaciones?
Como comentaba en el post anterior, el psicoanálisis heredó de la clínica psiquiátrica un lenguaje clasificatorio, podemos decir.
Pero cuando hablamos de neurosis no le damos el mismo sentido, no lo leemos de la misma manera que lo lee un psiquiatra. Esto es porque nos referenciamos en otro saber: los analistas hablamos del Otro, de Otro escrito con mayúsculas.
La clínica psicoanalítica cambia porque el otro de la cultura cambia, y la clínica psicoanalítica se basa en la relación transferencial existente entre un analista y un analizante. Es por esto que podemos decir que si existe el psicoanálisis es porque existen analistas que lo practican.
Si sigue existiendo el psicoanálisis es porque sigue habiendo analizantes; esto es, personas que creen en que su sufrimiento está determinado por una causa, y que esa causa tendrá un sentido si pone a trabajar sus síntomas con un analista, en un dispositivo analítico. Un analista que por otro lado ha atravesado él mismo la experiencia del psicoanálisis, sabe de su inconsciente y de su goce, y estando advertido de ello, podrá ocupar una posición particular en su clínica.
Si bien el psicoanálisis va en contra del discurso de ls estandarizaciones, cifrados, numeraciones, etc., la clínica psicoanlítica -ese saber derivado de la práctica, aquello de lo real que puede transmitirse- hace uso de ciertas «clasificaciones», fundamentalmente para orientar la dirección de una cura.
Tenemos una clásica que es la diferencia entre psicosis y neurosis, pero también la perversión. Y dentro del grupo de las psicosis tenemos la paranoia y la esquizofrenia.
Si bien nosotros en nuetsra clínica nos guiamos, nos orientamos por la forma del síntoma, Freud en su época (la clínica se modifica por la época, repito, por lo que la clínica freudiana no es la misma que la lacaniana y la nuestra no es exactamente la misma que hacía Lacan, si bien nos orientamos por su enseñanza y nos sigue dando herramientas para pensar nuestra clínica y nuestra época) Les decía, Freud en su época hablaba, se guiaba en sus clasificaciones por determinados mecanismos cuyo elemento común era un «rechazo del goce»; de esta manera tenemos la represión, la renegación y la forclusión.
Luego Freud nos habló de tipos, haciendo una clasificación en su texto (que he comentado en este blog, así que los remito a su lectura) de esas personas que fracasan cuando triunfan, las excepciones y los que cometen delitos por sentimiento de culpa. Esto no tiene que ver con una clasificación estructural, sino podemos decir que se vincula a una clínica del superyó en todo caso, de más allá del principio del placer.
Y si tenemos en Freud una clasificación, no será la de neurosis, psicosis y perversión sino la que corresponde a un momento avanzado en su obra: inhibición, síntoma y angustia.
Si vamos a Lacan, podemos decir que tenemos allí la clínica del deseo, por lo que podemos enumerar: deseo imposible, deseo insatisfecho, deseo prevenido…
Y una clínica del amor qe tensiona dos polos, el amor cortés de un lado, la erotomanía en el otro, y ne l medio las relaciones entre ellos y ellas…
Por último, la clínica del acto: acting out, pasaje al acto y acto.
FUENTE: Brodsky, G. La clínica lacaniana