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El significante forcluido

Publicado por Betina Ganim

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En los posts anteriores les he intentado transmitir estas tesis que Jacques Alain Miller propone como aquellas que dan forma al «mecanismo» de la Forclusión del Nombre del Padre, como pieza clave de la teoría y de la clínica de la psicosis en la enseñanza de Lacan, que claramente tiene sus raíces en Freud.

Hoy terminaré con la quinta tesis, pero antes decirles que se puede leer en este movimiento teórico que hace Lacan que hay una suerte de necesidad estructural: buscar un mecanismo que fuese la contrapartida de la represión en la neurosis. Ya que los efectos, los fenómenos no eran los mismos en una y otra estructura.

Fue ese el camino que llevó a Jacques Lacan a armar el concepto de Forclusión como mecanismo estructural en la psicosis.

Pero -como les situé en el post anterior- en la psicosis falta un significante a ese armazón que dijimos está en juego para el sujeto.

Pero hasta ahora no les dije nada respecto del significante ese, ese significante particular que está en juego en la psicosis, ese significante que falta en la estructura.

En el Seminario 3, Las Psicosis, Lacan se pregunta ¿De qué se trata ese significante? ¿Lacan lo sabía desde el comienzo o sólo al final de ese texto? Este es un seminario del que hay mucho que aprender.

Miller ensaya que Lacan ya lo tenía claro desde el inicio de su seminario, porque en él está implicada la función esencial del Edipo en Freud; pero Lacan va paso a paso, con cautela, construyendo ahí sus fundamentos.

Llegamos entonces a la quinta tesis, la última; aquella que sostiene que ese significante que falta, que está forcluido del armazón, es el significante del Padre, el significante del Nombre del Padre.

Lacan sostiene esta tesis partiendo del casático paradigma de la psicosis en su clínica: Schreber.

No me meteré de lleno en el caso; solo decirles que en la introducción de la publicación del caso Schreber, Freud dice que es muy difícil para quienes trabajan en las consultas privadas, por fuera de los establecimientos públicos, investigar sobre la paranoia.

Para Freud, el tratamiento analítico que ofrecía el psicoanálisis no era indicado para la psicosis; y esto porque sabemos que el psicoanálisis freudiano surge de la clínica de la neurosis, la histeria. La histérica, que convoca al Amo de la ciencia, para demostrarle que en realidad ese Amo está castrado.

Si bien dice Freud que frecuenta con pacientes que les muestran su enfermedad (tanto como se la muestran a los psiquiatras) no es suficiente como para establecer conclusiones analíticas. Esto que los paranoicos, al contrario que los neuróticos, revelan «sin filtro», digamos, su secretos más íntimos; que “sólo dicen lo que quieren decir”, y esto ofrece una descripción escrita de su historial patológico.

El caso se trata de que Freud tomará “Memorias de un neurópata”, un texto de la historia de la enfermedad, aparecido en 1903, unas memorias que el mismo enfermo escribe: el doctor en derecho Daniel Pablo Schreber, magistrado de los Tribunales de Sajonia. Un texto que parece que había despertado mucho interés entre los psiquiatras de la época.

Y Freud recomienda leer esas memorias antes de leer su interpretación de las mismas; a la vez que deja dicho que como es posible que Schreber siga vivo, no le moleste que él haya tomado su publicación para interpretarla…

Hasta aquí llegaré hoy.

FUENTE: MILLER, J-A. Recorrido de Lacan. Ocho Conferencias. Ed. Manantial.

LACAN, J. Seminario 3. Las Psicosis.

FREUD: «Memorias de un neurópata»