Autismo: ¿Trastorno grave de la subjetivación o trastorno generalizado del desarrollo?
El hecho de considerar al niño autista en la vertiente de «trastornos graves en la subjetivación» articula una toma de posición respecto de la nomenclatura psiquiátrica del DSM y su nominación como dentro de los «Trastornos generalizados del desarrollo». Esta toma de posición del psicoanálisis de orientación lacaniana en el abordaje del autismo, permite (los remito al post anterior)sostener para estos niños que la estructura no se concibe sin decisión, y que tal como dice Esthela Sola suarez en su texto que les comenté en posts anteriores, hay una insondable decisión del ser de no ceder al significante, manteniendo al margen al Otro.
Claro que estamos claramente advertidos del amplio desarrollo de las teorías cognitivo-conductuales en el abordaje del autismo infantil, por lo que pasaré a comentarles del texto de M. Manzzotti, su puntuación al respecto, para poder avanzar, conociendo estos desarrollos, en el terreno de las diferencias y divergencias tanto teóricas como clínicas.
De la teoría cognitivo-conductal, podemos tomar como referencia a Angel Riviere en «Trastornos del desarrollo y necesidades educativas especiales». Allí el autor plantea que el autista es aquella persona para quien la ostras personas resultan opacas e impredecibles. El autista en este sentido es aquel que viven como ausentes (mentalmente) a los que están presentes a su alrededor, y es por eso que se sienten incompetentes para predecir, regular y controlar su conducta por medio de la comunicación. En este sentido, es autista aquella persona que se siente incompetente para predecir, regular y controlar su conducta por medio de la comunicación; es aquista quien por algún accidente d ella naturaleza(ya sea genético, metabólico, infeccioso, etc.) ha prohibido el acceso intersubjetivo al mundo interno de las personas que lo rodean.
El tratamiento cognitivo conductual que se hace en estos casos, teniendo la teoría cognitivo-conductual de base, es un intento de desarrollar en el niño esas funciones que están alteradas, intentando disminuir las anomalías emocionales o conductuales de las que se puede acompañar ese trastorno,fundamentalmente a través de una enseñanza explícita.
El nucleo del tratamiento se basa entonces en el aprendizaje, siendo necesario controlar cuidadosamente las condiciones ambientales y la disposición de las pautas de enseñanza-aprendizaje. En ciertos caso y determinadas condiciones, puede que sea necesario el uso de sistemas de intervención farmacológica para facilitar que se produzca y se haga más positiva la experiencia.
Aunque el autismo no se cura, según esta versión de abordaje, se pueden mejorar la mayoría de los casos gracias a los desarrollos terapéuticos de los último años, pudiendo los autistas acceder a formas más placenteras y equilibradas, más intersubjetivas, más complejas y abiertas; más flexibles y significativas de experiencia humana.
Los tratamientos cognitivos-conductuales podemos decir que están sostenidos por la premisa de que no hay que tratar de entrar en el mundo del niño autista, sino que hay que traerlo a nuestro mundo, que se supone es el «normal». Es así que entonces la terapéutica tendrá que ver con llevar a ese niño a poder realizar actividades y rutinas «correctamente».
Dejemos hoy aquí con este desarrollo para luego decir cuál es la posición del psicoanálisis al respecto.
MANZOTTI, M. «CLÍNICA EL AUTISMO INFANTIL. EL ANALISTA EN LA SORPRESA». EL PSICOANÁLISIS CON NIÑOS. LOS FUNDAMENTOS DE LA PRÁCTICA. ED. GRAMA