La burocracia del Autismo
Respecto de la actualidad que tiene este tema, me gustaría transmitir lo que el psicoanalista francés Eric Laurent tiene para decir.
El habla de “espectro” del Autismo para de alguna manera interpretar lo que está ocurriendo con este padecimiento tan particular, en el campo psiquiátrico, especialmente el regulado por el Manual de Psiquiatría DSM-IV.
Así, Laurent intenta explicar cómo en 20 años, los ítems sobre el Autismo que aparecen en este Manual, se han multiplicado diez veces. Y es debido a la rareza de algunos casos, imposibles de encasillar en los ítems establecidos existentes.
Es así que el DSM-V que iba a aparecer este año, se pospuso, por las críticas que coleccionó este tema.
Por ejemplo, el ítem “Asperger” se iba a quitar de los “síndromes sin organización” para reintegrarlo al espectro de los autismos. De ahí que muchas asociaciones estaban consternadas porque iba a desaparecer ese síndrome que los diferencia de los autistas -en tanto el Asperger tiene sus facultades cognitivas intactas. Es una reivindicación lógica, la dignidad de nuestra cultura: “ser catalogado”.
Tengo que decir que el DSM, ese Manual para todos se dirige contra la psiquiatría clásica y su clínica – con la herencia de la psiquiatría de inicios del 1900, y reconfiguarda en los años 50.
Que el DSM vaya contra la psiquiatría clásica quiere decir que hizo desaparecer un modo singular de hacer diagnóstico. De centrarse en la relación entre los sujetos, pasó a ocuparse de la biología del cuerpo. Por ejemplo, la paranoia y la esquizofrenia eran trastornos o desórdenes del lazo social… y en torno a esto se operaba clínicamente.
El DSM se ocupó de reducir para clasificar trastornos, en el sentido de que hay en sus listas de síndromes un trabajo de reordenamiento de toda la psiquiatría clásica y la clínica que comportaba. Así, en nombre de la ciencia, se le da cada vez más lugar a esas clasificaciones, sin importar qué clínica acompaña estos avances.
De este modo aparecen en algunas publicaciones científicas que aún apuestan a más, aumentando el espectro autista. En los extremos tenemos por un lado al autismo y en otro a los trastornos bipolares (que incluyen a la esquizofrenia).
Y todas estas “movidas” no son porque sí, sino que también tienen como horizonte la medicalización del Autismo, ya que no existe en la actualidad un medicamento referente (como es por ejemplo el Tegretol para la Epilepsia, o el Clonazepam para el ya pasado de moda ataque de pánico) En las psicosis es muy útil y efectiva la medicación, pero no ocurre lo mismo para los diagnosticados de Autismo.
Aunque, sí, ya se recomienda la prescripción de Oxitocina para los autistas, ya que esa hormona es un pretendido mediador de los lazos con los otros. Hormona está muy presente en la leche materna, por lo que también se la vincula al amor, al afecto. Se dice que en madres con elevada oxitocina se preocupan más por su maternidad y son más fieles.
Es interesante en relación a esto el experimento del cual se ha concluido lo anterior. El comportamiento de la rata se descontrola cuando está en cautividad, es decir “busca menos actividades en el exterior” por lo que ya no va de un “candidato” a otro tan contenta… Así “científicamente” se explica por qué se alega una supuesta fidelidad.
Así funciona: con la observación de que un comportamiento se modifica de manera x, se detiene. Y se explica la fidelidad gracias a la oxitocina, implicándose más con la pareja.
Como dice Laurent, hay un “achatamiento” tal de la clínica que produce estos efectos: una ampliación del “espectro” del Autismo, ya que se han multiplicando los casos de autismo. De modo tal que -según un cálculo que se ha hecho- en diez años, si todo sigue a esta vertiginosidad rítmica, uno de cada 50 sujetos sería autista… ¿No es un exceso?