El goce discursivo
Y llegamos al quinto paradigma sobre el goce en la enseñanza de Lacan, esos que J-A Miller recoge a manera de fotogramas de un film que nos va mostrando, deteniéndose un poco en cada fotograma.
He decidido hacer con ustedes este recorido que nos propone en su texto «Paradigmas del goce», y hemos llegado así al último, pero ¿es el fin de la película?
En el post anterior (los remito a él) había terminado el cuarto paradigma situándoles esa dificultad que Miller consideraba en el interesante movimiento que Lacan hace en el Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis: que ese agujero, ese objeto perdido era justificado como un efecto «natural» del mecanismo de alienación, una pérdida producida de manera natural.
Esto será lo que nos lleva al quinto paradigma: la deducción del goce partiendo del significante, de lo simbólico.
Podemos decir, con Miller, que este quinto fotograma Miller lo llama «el goce discursivo» ya que nos remite al Seminario 17, El reverso del psiconálisis, seminario en el cual Lacan introduce los cuatro discursos: Amo, Histérico, Analista y Universitario.
Y lo llama «goce discursivo» ya que el mecanismo de alienación-separación no nos da por si mismo el objeto a. Sino que si lo da, es sustituyendo al sujeto por el ser vivo, en tanto sujeto capaz de reproducirse, de dar vida. Es decir que ya no solo aparece el sujeto en la escena, sino un ser vivo; y de allí hay una pérdida.
Lacan llama discurso a lo que sería el mecanismo alienación-separación unidos, en tanto, dirá Lacan, existe una relación fundante del significante (el saber) con el goce. No es que primero hay un simbólico y luego se agrega el goce, por defecto. No.
Lo que nos quiere transmitir Lacan en este último movimiento de su enseñanza es que esa relación entre significante y goce es primitiva, primera, fundante.
Es que si hacemos el recorrido por los fotogramas, antes de este quinto, tenemos en la enseñanza de Lacan que originariamente había una estructura, un orden simbólico, una articulación significante primera, y luego, como efecto de esa combinatoria, de la dialéctica del sujeto y el Otro, se intentaba ver cómo la libido, el goce, lo pulsional freudiano era captado allí.
Con la noción de discurso, Lacan intenta decir que lo que es primero es ya la articulación misma entre significante y goce, un aparejamiento.
No se trata ya de hacer simbólico al goce, de significantizarlo, ni tampoco es eso a lo que se accede vía transgresión ni por la separación.
Se trata de que la relación entre significante y goce es originaria, primitiva, y la repetición es destacada por Lacan como una repetición de goce.
Para terminar, podemos decir que hemos entendido bien la noción de sujeto como lo que representa un significante para otro significante. Esta sería la relación de alienación simbólica. La célula mínima elemental, podemos decir.
Pero con los discursos, a partir de ellos, tenemos que el significante representa un goce para otro significante; esto quiere decir que el significante representa un goce pero siempre falla…
De esta manera terminamos con la película, que por supuesto tiene un Continuará…
FUENTE: MILLER, J-A. «Paradigmas del goce»