El goce fragmentado
La referencia que usa Miller para abocarse a este cuarto paradigma de los movimientos del concepto de goce en la enseñanza de Lacan, es el Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.
J-A Miller resalta que Lacan plantea una nueva relación entre el significante y el goce, que difiere de la que planteaba en el Seminario 7 (La ética del psicoanálisis) en el que Lacan planteaba el goce de manera masiva.
Es decir, allí se nos presenta el goce en su «masividad», localizado en un sitio al que no se puede acceder, un sitio al que si se accede, solo es de manera transgresiva. Es el que podemos llamar de una manera burda, el goce en su estatuto «malo».
Sin embargo, en el Seminario 11, «Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis», dictado en 1964, no se tratará para nada de la masividad del goce, sino que se tratará del goce fragmentado, ubicado en el objeto pequeño a (la novedad lacaniana por excelencia) El goce no está ubicado en un lugar abismal, sino en un hueco.
Para Lacan, el objeto pequeño a es justamente eso, la presencia de un vacío, de un huequito, al que no se tiene acceso por una transgresión (como lo planteaba en el Seminario 7) sino que se accede vía pulsional.
Cuando en el tercer paradigma (los remito al post correspondiente) teníamos la transgresión para llegar al goce, pasando una barrera, ubicado el goce en un sitio prohibido, aquí, en el cuarto fotograma de este film, el goce se nos es presentado como que se alcanza por una pulsión, en un trayecto de ida y vuelta.
Si en el Seminario 7 el goce está vinculado al horror, a la tragedia, a tal punto que el sadismo es lo que nos permite el acceso al goce, el modelo que Lacan nos presenta en el Seminario 11, es el de la contemplación en paz del objeto de arte; esa pacífica contemplación que calma y reconforta.
Si marcamos un paralelo entre ambos Seminarios (el 7 y el 11) podríamos decir que tenemos caminos inversos: en el Seminario 7 Lacan comienza con el principio del placer (y en todo lo que se integra para conseguir la calma) hasta llegar a la fragmentación del sadismo. En el Seminario 11 tenemos un camino inverso: comienza por el cuerpo fragmentado que se manifiesta en la autonomía de las zonas erógenas, las pulsiones parciales, como que cada zona se dedica a su propia satisfacción, sin integrarse. Y después vemos que si hay integración es a partir de un goce automático que se obtiene en la misma vía, en el mismo trayecto pulsional, en un ir y venir, sin tener que transgredir nada. El goce en el trayecto propio, en ese vuelta.
Miller ensaya que este cambio entre un fotograma y otro respecto de esta película que va de la teoría del goce, tiene que ver con que Lacan ya no planteará más Significante y Goce como cuestiones separadas, sino que dirá que están íntimamente relacionados.
El Seminario 7 marcará un corte, como ya les dije. El Seminario 11 fijará cómo continuará su enseñanza, revisando nociones trabajadas en el Discurso de Roma (1953)
FUENTE: MILLER, J-A. «Paradigmas del goce»