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El «Yo fuerte» del obsesivo

Publicado por Betina Ganim

el yo fuerteLes he hablado en un post anterior, no hace mucho, sobre la «estrategia» del obsesivo en relación a su deseo. Fundamentalmente lo que Lacan plantea en su escrito «La dirección de la cura y los principios de su poder», escrito en el cual contamos con muy buenas «indicaciones» clínicas de cómo operar en la cura del obsesivo.

Si bien este escrito se inscribe en lo que llamamos «la primera enseñanza» de Lacan, es un concepción que sin embargo no se abandonará.

Hoy me ocuparé de ampliar un poco esta cuestión, algo de lo que nos podemos servir para pensar nuestra clínica.

La consulta del obsesivo suele ser muy diferente a la del sujeto histérico. Es una presentación diferente ya, por ejemplo, en el caso en que el sujeto obsesivo consulta cuando su estado de malestar es muy avanzado; mientras que el sujeto histérico tiene más «precisión» a la hora de hacer una consulta.

En este escrito que vengo desbrozando para ustedes (en una lectura que no es para nada exhaustiva, dado el espacio del que se trata) Lacan hace hincapié en por dónde NO hay que ir con los pacientes obsesivos; más bien se detiene en lo que NO hay que hacer.

Una de estas cosas es por ejemplo que de nada sirve interpretar la agresividad del obsesivo, «meterse» en ea relación dual, de yo a yo, esa que el obsesivo plantea en su relación con todos sus objetos que intenta «domesticar»; ese lugar sin salida, imaginario, en el que por su estrategia neurótica pretenderá que «caigamos».

Algo muy particular de la obsesión se juega en la clínica, que puede aparecer de las maneras más singulares, pero que entrañan esta cuestión del «encierro». Por ejemplo, pueden decir «me siento encerrado».

Lo que Lacan introduce en este punto es que el Yo funciona de determinada manera a partir de encerrarse en un «conjunto». El Yo del obsesivo vive como una amenaza la emergencia del deseo; es así que se erige como una verdadera defensa contra el deseo.

Por un lado tenemos al Yo el obsesivo que podemos dibujar como un conjunto cerrado, y por otro lado, el conjunto de sus objetos, fuera del campo de su circuito cerrado. Esa es una fortaleza que debería romper para poder acercarse a los objetos de su deseo.

Otra posibilidad es que el Yo y sus objetos estén dentro de un círculo cerrado, yo y objetos encerrados, y por fuera los objetos de deseo.

El Yo del narcicismo toma todo su valor en tanto conjunto cerrado. Y cualquier cosa que pueda amenzar toda esta lógica, quebrar esa fortaleza, implica una amenaza.

Es aquí donde Lacan introduce la cuestión de la «agresividad», esta tensión con los objetos de deseo. Cualquier cosa que amenace la lógica del circuito cerrado (la posibilidad de un deseo)genera tensión. La agresividad es algo muy enraizado en la estructuración obsesiva, donde tenemos también esta lógica del «todo o nada» que aparece siempre en la clínica de la obsesión.

La tensión, la agresividad es algo siempre latente en tanto responde a una estrategia: una forma de defensa, particular, que le es necesaria, por la que toene que preservar la lógica cerrada del Yo.

FUENTE: Seminario Dirección de la cura. Cita, 2003