El Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)
Un nuevo tratamiento psicoterapéutico de sólo 16 a 18 sesiones grupales o individuales, que dura aproximadamente de cuatro a seis meses, promete ser eficaz para el trastorno obsesivo compulsivo (TOC); y ha demostrado dar buen resultado a un 40% de los pacientes tratados, quienes lograron recuperarse, aprender a controlar sus pensamientos obsesivos y mantenerse estables sin sufrir recaídas; y hicieron posible que el resto reduzca sus síntomas y puedan vivir una vida normal.
Estos pacientes, no sólo aprenden la forma de enfrentar su problema sino que tienen la oportunidad de compartir su sufrimiento con otros que padecen de lo mismo. Esto es lo que afirma el doctor en psicología Fernando García, que coordinó la investigación en la Fundación Aiglé y en la que también participó.
Las personas que sufren de esta enfermedad, suelen acumular objetos y ser demasiado estrictos con el orden o la limpieza; obsesionarse con el cumplimiento de sus actividades cotidianas y con los horarios de las rutinas diarias u obligaciones ocasionales. Tienen la compulsión de repetir conductas o rituales para evitar supuestos daños imaginarios, de confirmar medidas de seguridad, como verificar varias veces si cerraron la puerta con llave, si apagaron el gas, etc.
Sus mentes son invadidas por pensamientos no deseados o temores infundados y por el miedo de atentar contra sí mismos o contra otros, así como por ideas exageradas religiosas o morales. El comportamiento obsesivo se caracteriza por la indecisión, la duda y el control; y por la sensación permanente de que está a punto de ocurrir una catástrofe.
El mecanismo de defensa del obsesivo compulsivo, según la teoría psicoanalítica, es la fobia y la huida y el temor básico es el miedo a perder el control. La compulsión obsesiva compulsiva se diferencia del carácter obsesivo por su grado, ya que la personalidad normal puede tener rasgos obsesivos pero con la suficiente flexibilidad como para tener confianza en la vida y evitar controlar todo.
En esta investigación participaron cincuenta pacientes, de los cuales entre cuatro a seis de cada diez se recuperaron sin volver a tener recaídas, mientras el resto redujo sus síntomas como para llevar una vida normal.
Además, es importante destacar que el TOC no sólo afecta a la persona que lo padece, sino también a su entorno más cercano. Familiares y amigos pueden sentirse frustrados o impotentes ante la situación, lo que puede generar conflictos y tensiones en las relaciones interpersonales. Por ello, en muchos casos, se recomienda la terapia familiar o de pareja, para ayudar a todos los involucrados a comprender mejor la enfermedad y a desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas.
No todas las personas pueden reconocer que padecen de esta patología; que es una perturbación de la personalidad crónica que a veces no les permite salir de sus casas con libertad y que limita seriamente sus vidas. La gran mayoría de estos pacientes suele vivir con este trastorno más de treinta años y recién consultan a un profesional cuando se sienten deprimidos.
Los especialistas en este tema consideran que este trastorno tiene como base una predisposición genética, y que puede desencadenarse si se le agregan episodios de depresión, experiencias traumáticas o una baja tolerancia al estrés.
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) puede presentarse a cualquier edad. En las mujeres la obsesión se centraliza en la limpieza y la higiene y en los hombres en la acumulación de objetos, la indecisión, la duda y el miedo a deshacerse de ellos. A veces se puede manifestar al perder el trabajo, o después del embarazo, o en la oportunidad de una mudanza cuando se debe cambiar de domicilio.
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC), afecta casi al 2,5 de la población; y produce depresión, que generalmente suele ser el motivo de la consulta. Este tratamiento hace que los pacientes tomen conciencia de que su trastorno obsesivo compulsivo es una enfermedad, que aprendan a modificar su comportamiento y sus pensamientos negativos y a vivir una vida normal.
Fuente: La Nación; Ciencia y Salud, “Una terapia controla las obsesiones”; Fabiola Czubaj; Setiembre 2011.