Fórmula «imaginaria» del deseo
En toda su obra, veremos que Lacan no va a aflojar ni un punto lo que implica el carácter de novedad radical frente a todo el pensamiento gnoleógico, científico social. Están citados primeros los etnógrafos, o sea los científicos sociales, pero después toda la filosofía, la teología, como que han velado siempre lo que en cambio Freud sacó a la luz. ¿Y qué es eso? La articulación deseo-significante que, como ven, le da al deseo del ser parlante una característica poco armónica, poco idealizable. Es un deseo difícil, inadaptado, perverso, sin arreglo.
Con esto ha hecho todos los argumentos posibles para indicar que tenemos que pensar las relaciones del deseo con el significante. Y por eso ahora podemos entender que las formulas del deseo que nos ropone en el Sminario 5, son tres, en hilera. Todas tenemos que discutirlas como modos de entender esta articulación de deseo y significante.
De las tres, creo que nos va a ayudar para pensarlas, sería muy bueno que las escribamos y que en al lado de la de arriba le pongan a un costado una I de imaginario, a la segunda una S de simbólico y a la tercera una R de real. Eso ayuda a ver estas articulaciones. Se ve bien que la articulación de deseo y significante no es fácil. Lacan ha necesitado 3 fórmulas para tratar de pensar cosas sobre eso.
Pero ayuda pensar que la primera permite entender mejor la dimensión del deseo y lo imaginario, la articulación con el significante está siempre. Tematiza su dimensión de deseo imaginario. La segunda tematiza más el deseo en lo simbólico. Y la última que es un desparramo complicado pero no podía ser de otra manera a nivel de pensar lo real del deseo.
Esto también tiene miles de proyecciones y temas fundamentales en clínica y en toda la enseñanza de Lacan.
Pero para dar un vistazo, el deseo, ponerlo bien en el registro de lo imaginario, situarlo bien en sus objetos imaginarios es como el lugar mejor, natural para pensar el deseo.
No sé qué es el deseo, dice ella, pero se acicala y se arregla muy bien y sale menéandose por la calle. Y el deseo responde.Lo que suscita deseo siempre requiere algo del orden de lo imaginario. Y hasta podemos decir, si ya te vas quedando sin posibilidades con ese imaginario, bueno, casi que no tiene sentido la vida…
Hubo culturas que enfatizaron enormemente este aspecto. Y para occidente la cultura greco-romana. Para los griegos, romanos, el contexto tenía que ser lindo. Cultivaban que lo que vale la pena es desear, y el deseo está articulado a lo imaginario.
Después vino la tradición judeo cristiana, que produce un énfasis de la realización del deseo en lo simbólico. Empiezan los sermones. “No pongas el deseo en lo imaginario. Lo imaginario se marchita rápidamente. Pon tu deseo en algo trascendente. Desear, proseguir a través de los hijos, los linajes según las leyes de Dios, del más allá, etc.” Un deseo estrictamente llevado a su realización simbólica, mortifica. Se ve bien toda la dimensión imaginaria. Pero es la marca nuestra.
Las mujeres son un poquito más greco romanas, pero la marca del deseo en nuestra cultura es la realización máxima posible del deseo en lo simbólico.
FUENTE: LACAN, J. EL SEMINARIO, LIBRO 5, «LAS FORMACIONES DEL INCONSCIENTE»