Hegel y Lacan
Lacan, en su Seminario 10, más precisamente en la clase que estamos trabajando, la clase II -La angustia signo de deseo- da cuenta de eso que hace tiempo, que hace años nos está tratando de diferenciar: el Otro. Ese Otro que es diferente al otro con minúsculas, es decir, mi semejante. Se trata del Otro en tanto lugar del significante.
Se limita Lacsn entonces a escribir las fórmulas que ha inscrito, y las escribe en la pizarra para que las tengamos en cuenta a la hora de ver su funcionamiento. Primero tenemos:
d(a): d(A) < a
Si vamos a la lectura hegeliana, el deseo es deseo de un deseante, nos dice Lacan. Un deseante que nos es más que ese Otro, ese A con mayúsculas. Es decir, ese Otro es deseante también. Hay una necesidad, para Hegel, de que ese Otro me reconozca. Esto significa que el Otro ha de instituir algo: a, que está ubicado en el plano de aquello que se desea. Y ahí tenemos todo el problema, el obstáculo. Cuando se exige tal reconocimeinto, no soy reconocido más que como objeto en este mundo. Es decir que no queda otra que decidir entre dos conciencias, y si hay mediación es por la violencia: o yo o el otro. De esto se trata el deseo en Hegel.
Pasemos a la segunda fórmula que escribe Lacan:
d(a) < i(a): d(A/barrado)
Ahora si vamos a Lacan, al sentido lacaniano de esta cuestión, a la que remite la segunda fórmula escrita, que refiere a pensar la cuestión en términos analíticos, el deseo de deseo es el deseo del Otro. Esto tiene que ver con la posibilidad de apertura a auna mediación posible. Al menos, dice Lacan, eso parece en un principio. Justamente lo que plantea ese Otro con mayúsculas es una mediación en esa relación de «tú o yo», de a-a». Un A.
En principio Lacan escribe la relación del deseo del Otro así: d(A barrado), con la imagen i(a) que es soporte de tal deseo. Esta manera de escribirlo introduce una ambigüedad respecto de la relación i(m) con la que de manera habitual Lacan escribía la imagen especular.
Aún no sabemos, sigue Lacan, cómo, cuando y por qué ese i(a) podría ser la imagen especular. Aun así se trata de uan imagen. No se trata de la imagen especular en sí, sino más bien es del orden de la imagen: el fantasma.
Este deseo es deseo en tanto que su imagen que lo soporta es equivalente al deseo del Otro.
Por momentos no dudo que en esto que les estoy transmitiendo pudieran tener la sensación de que se trata de un trabalenguas. Pero es mucho más simple de lo que parece, si tenemos en cuenta los desarrollos anteriores de Lacan. Este es el Seminario 10, año 1962-1963; es decir, un seminario que Lacan desarrolla 10 años después de lo que conocemos como su enseñanza propaiamente dicha. Y no se olviden que aún antes, tenemos en Lacan como antecedente la cuestión del Estadío del Espejo en la que está implicada este tema de la imagen especular en la formación del yo.
FUENTE: LACAN, J. EL SEMINARIO LIBRO 10, LA ANGUSTIA. ED. PAIDÓS.