El deseo en Hegel y en Lacan
En referencia a las fórmulas que introduce Lacan en su clase II del Seminario 10, tenemos un Otro connotado allí como A barrado, porque justamente es el Otro en tanto se caracteriza como falta.
Vimos en el post anterior dos fórmulas, ahora escribiremos, con Lacan, las otras dos que nos ofrece:
Tercer fórmula: d(x): d(A) <x
Cuarta fórmula: d(O) d(0)
Lacan nos hace saber que (los remito al post anterior para revisar las primeras dós fórmulas) la primera fórmula está hecha para poner evidencia en que la angustia es lo que da la verdad de la fórmula de Hegel. Esta es falsa. Lacan hace referencia el alcance de esta fórmula cuyo resultante es uan perversión que puede extenderse al campo político, una fórmula que está centrada en lo imaginario. Esta política hegeliana implica que el esclavo seguirá siendo esclavo por siempre. No hay salida.
La tercer fórmula, aquí transcripta más arriba tiene que ver con la verdad d ela fórmula hegeliana que Kierkegaard aporta.
La cuarta fórmula (cabe aclarar que allí lo que aparece escrito no es una letra «o», sino un cero) Aqui ya nos e trata d ela verdad de Hegel, sino d ela verdad de la angustia, que solamente podrá ser captada si nos remitimos a la fórmula 2(ver post anterior) que tiene que ver con el deseo en tanto analítico.
Les recuerdo la segunda fórmula:
d(a) < i(a): d(A barrado)
Antes de terminar con la clase, Lacan nos hace algunas observaciones respecto del tema que nos ocupa (La angustia)
Como podemos ver en las fórmulas, hay algo que aparece de la misma manera en la fórmula hegeliana que en la de Lacan. Si bin puede resultar paradójico, lo que tenemos en esas fórmulas como primer término en juego es el 'a'. Es un objeto a que desea.
Es decir, que si hay algo en común entre lo que Hegel plantea como deseo, y lo que Lacan promueve como tal, es precisamente eso.El objeto que Lacan nos presenta, ese objeto afectado por un deseo, tiene algo en común con la teoría hegeliana; pero a nuestro nivel analítico no corresponde la transparencia de esa conciencia de sí hegeliana.
Es por la existencia del inconsciente que somos ese objeto afectado por el deseo. La existencia del inconsciente stá marcada por la finitud que plantea la falta. En apariencia, esa finitud del deseo puede parecer idefinida en tanto ese vacío puede ser llenado de distintas maneras, aunque como anlaistas sabemos que esas «maneras» no son cien…como dice Lacan.
Nos propone entonces ver por qué y cuáles son estas maneras con las que podemos llenar ese vacío.
Es por eso que la cuestión del deseo tomado como infinito, tiene que ser reducida, ya que tal pseudo- infinitud solo depende de la dimensión del número entero. Ya Lacan nos había dicho que cuando hablamos del Uno repetitivo, lo que la experiencia nos muestra es que ese Uno al que se reduce la sucesión de los elementos significantes (como elementos distintos) no agota la función del Otro.
FUENTE: LACAN, J. EL SEMINARIO DEJACQUES LACAN, LIBRO 10, LA ANGUSTIA. CLASE II: LA ANGUSTIA, SIGNO DE DESEO. ED. PAIDÓS.