La espera de «ser»
En el post anterior les hablé del estatuto del ser en psicoanálisis, esa categoría que hasta el momento podemos decir que era casi patrimonio exclusivo de la filosofía.
Pues bien, entre otros conceptos, Lacan también se sirvió de éste para -teniendo en cuenta la experiencia en el dispositivo analítico- subvertirlo.
Lacan, dije, más bien habló de la falta en ser respecto de la noción de sujeto. Y por esa carencia, producto del efecto del significante en la carne, el neurótico se “apasiona” pidiendo que alguien le de ese significante que le falta…
Por eso Lacan siempre consideró que el analista tendrá que abstenerse de darle eso que el neurótico sin dudas vendrá a pedirle. Más bien la orientación en la cura será sostener esos puntos suspensivos ante la pregunta por el ser. Es decir, operará con la falta en ser, y desde su lugar también, tendrá que actuar con su falta en ser.
No solo se trata, en Lacan, de cuidar este aspecto de la falta del sujeto, ni de que el ser sea el punto donde el análisis impacta; más bien expone cómo la solución neurótica es ya una forma de dar un tratamiento a la cuestión del ser.
El neurótico, con su hiancia, o más bien, desde allí, intentará justificar su ser, su existencia. Y para esto, apela al Otro, un Otro en el que el ser encontrará su estatuto. Es decir, hará existir al Otro mediante la justificación.
Incluso la transferencia, con la instalación del Sujeto Supuesto Saber conllevará a que todo tiene una razón, y el sujeto pedirá al analista, a quien pondrá en el lugar del Otro, a que le diga quién es él realmente, o qué desea, o qué debería hace, etc… En fin, se va allí a pedir algo, y ese algo tiene que ver con la hiancia que lo funda como sujeto.
Esta demanda de ser implica entonces que sea completado por ese Otro, ya que él está incompleto, y esto da cuenta de la incesante búsqueda de la complementación neurótica.
Pongamos el ejemplo clásico del amor, de las relaciones de pareja: se busca la “media naranja”, esa que complete…¡Y la cantidad de ejemplos de fracasos en esta vía que se pueden testimoniar, si partimos desde la vida cotidiana misma! Es decir, no hay que ir a la experiencia clínica ni mucho menos para dar cuenta de los miles de testimonios en relación a este tema. Basta con leer algunos Muros de Facebook para ser testigo no solo de esas frases que denotan tal aspiración (encontrar el amor que nos complete) sino también de esas “confesiones” que algunos hacen sobre el fracaso de la aspiración misma.
La cuestión es que el neurótico, por un lado, buscará aquellos significantes que lo representen, aquello que lo diferencia, para poder ser nombrado. Esto está destinado a fallar, en el sentido de que el analista no estará allí para responder a esa demanda; pero por otro lado, y sobre todo, por la impotencia misma del significante de responder a esos fines.
La posición histérica estará entonces marcada por la espera; no busca saber sino que busca “ser”. Y es aquí donde encontramos ese amor de transferencia signado, marcada por esa espera de ser…
FUENTE: EXTENSIÓN 5. Cátedra De Psiocpatología I. UNLP. Ed. De La Campana.