La perversión y lo imaginario
Lacan intenta demostrar en un primer momento de su enseñanza que cuando se trata de las pulsiones, la cuestión no se reduce a necesidades. Pero lo que falta es cómo se articula el deseo de reconocimiento (el deseo de hacer reconocer su propio deseo, el deseo en el registro simbólico) con las pulsiones. Esto Jacques-Alain Miller nos lo recuerda en su Curso Donc, cuando nos remite al escrito lacaniano «Variantes de la cura-tipo». Miller destaca allí una página en particular, en la que, en este punto, Lacan se refiere a la perversión.
En principio, Lacan recurre a la perversión, es decir que se sirve de la perversión para dar cuenta de que las pulsiones no se reducen a necesidades de una satisfacción natural; y también en la misma página, Lacan retoma a la perversión para hablar de la prevalencia del narcisismo en lo imaginario, al decir que es eso justamente lo que se encuentra en «la ambivalencia perfecta de la posición en que el sujeto se identifica a la pareja perversa.
Ese señalamiento que Lacan hace allí prepara de alguna manera el terreno del Seminario IV, La relación e objeto, cuando dice Lacan que la perversión acentúa la dimensión imaginaria; y que si hay una clínica de la perversión, hay que dar cuenta del lugar prevalen que tiene lo imaginario en la perversión.
El Seminario IV de alguna manera aborda el problema de cómo dar cuenta de lo imaginario en la perversión. Pero Miller en este Curso que estamos siguiendo vuelve al principio del Seminario sobre la relación de objeto, porque dice que es necesario traspasar cierta apariencia de polémica, para poder captar la intención de Lacan. Entonces Miller encuentra la manera de hacerlo, descomponiendo las cosas de una manera particular:
Como primer punto: que tal como la consideraban los analistas de la Societé de Paris y sus referentes americanos e ingleses, la relación de objeto está en el eje imaginario. Su discurso se basa en las relaciones de complementariedad y de armonía entre el sujeto y el objeto.
Segundo punto: que considerando la cuestión en el eje imaginario: a-a», la cura se reduce a una parcialidad cuyo efecto principal son «perversiones transitorias». Ahí, se conecta la perversión con lo imaginario, en la medida en que esta crítica apunta a la dirección d ella cura. Porque si una experiencia a analítica se reduce a una relación imaginaria entre el paciente y el analista, es lógico -y hasta normal- que aparezcan perversiones transitorias en la experiencia analítica misma.
Tercer punto: la relación de objeto tal como debe entenderse no está sobre el eje imaginario. Para demostrarlo Lacan se orienta por el falo; es decir, el objeto no es el correlato del yo, sino que su conexión esencial es con el falo. Entonces, lo parcial no es solo la teoría que recibimos de objeto, sino que además la reducción del objeto a la pareja imaginaria a-a».
Dirá entonces Lacan que en le objeto hay algo más que lo imaginario.
FUENTE: MILLER, JACQUES-ALAIN. DONC. LA LÓGICA DE LA CURA. LOS CURSOS PSICOANALÍTICOS DE JACQUES-ALAIN MILLER» ED. PAIDÓS.