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La perversión en la obra freudiana y lacaniana

Publicado por Betina Ganim

Respecto de la perversión y su diferencia conceptual y clínica respecto de otras categorías (los remito al post anterior) tienen sus referencias en Freud, de las que les situé algunas: «Pegana un niño» y el Caso Dora, en principio. También en el caso de la Joven Homosexual Freud hace algunas precisiones al respecto. Allí planteaba que había que tener en cuenta, tratándose de las perversiones, del la fijación al objeto y el grado de intensidad de esta fijación. Esto permitía pensar un pronóstico en la cura, teniendo en cuenta que si los homosexuales consultan lo hacen por otras cuestiones, ajenas en principio a su condición sexual.

Freud interrumpe el análisis de esta paciente, que conocemos como «la joven homosexual», a partir de interpretar en su sueño el «engaño transferencial». Esto no es más que una decisión política de Freud; en términos de dirección de la cura.

Recién varios años después, en 1927 en su texto sobre «El fetichismo», Freud precisa el mecanismo fundamental que opera en la perversión: LA RENEGACIÓN EL FALO MATERNO (la «verleignung»)

Allí se establece la diferencia entre la represión referida a la vicisitud del afecto, mientras que a la idea se le aviene como destino el de la renegación.

En su texto «La escisión del yo», Sigmund Freud destaca la existencia de dos corrientes opuestas pero simultáneas: una que conforma el deseo, y otra que conforma su represión. En la perversión, esta ultima no estructura a la otra, permitiendo que el saber y el no saber operen al mismo tiempo en relación a la castración materna.

En este y en el anterior post (al que los remito) tenemos un recorrido en la obra freudiana respecto del concepto de perversión, pero es un recorrido del que sin embargo no puede desprenderse claramente que Freud haya homologado a la perversión como una estructura psicopatológica diferenciada y equivalente a las neurosis y las psicosis.

Es que una clínica que se precie de «diferencial» solo se nutre de algunas consideraciones, referidas a la particularidad en la demanda de tratamientos y ene sus dificultades y escollos.

En Lacan, podemos hacer un breve recorrido partiendo desde el Seminario 4 «La relación del objeto». Allí, Lacan ubica al sujeto perverso como identificado al falo materno.

El fetiche es lo que presenta mejor la estructura del objeto de deseo.

En la fobia, el objeto es el que limita e inhibe. Mientras que el fetiche más bien facilita: el fetichista simboliza el falo imaginario en un objeto irrisorio (que puede ser cualquiera, en sus más variadas singularidades) que tiene la particularidad de ser el objeto que completa al Otro.

En el Seminario 5, «Las formaciones del inconsciente», Lacan plantea que el análisis de homosexuales manifiesta el carácter crucial que tiene para el sujeto y su desarrollo, la identificación imaginaria con el falo (primer tiempo lógico del Edipo). Tenemos en las fantasías perversas, la referencia al predominio del elemento instrumental como aislable, y de forma eminentemente simbólica.

Hay unas conferencias que se conocen como «Hamlet: un caso clínico» en la que se plantea que en relación al fantasma neurótico acentúa la parte sujeto, mientras que el perverso acentúa la parte «objeto».

Seguiremos en el próximo post con este recorrido.

FUENTE: ZANGHELLINI, J. «VICISITUDES DEL OBJETO». ED. CAMPANA