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Lo limitado y lo sin límites

Publicado por Betina Ganim

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«No hay límites», se oye decir por los diferentes discursos. No hay límites. Esto es algo que está muy de moda, desde el discurso de maestros y profesores (un sin límite atribuido a los padres), enfermeros y médicos que atienden las urgencias, los padres que ya no saben qué hacer con sus hijos (en este caso la falta de límites se la atribuyen a la escuela)…

Por ejemplo podemos hablar de la tecnología, de los avances de la tecnología: «la manzanita» ya va para el número 5, y ya la cifra se tiene que hacer letra, para intentar nombrar aquello que no tiene límite. Los famosos gadgets: esos objetos creados por el discurso cientificista de nuestra época, que produce y produce estos objetos para que la sociedad los consuma, cada vez más y más.

Como ya les había comentado, aquella función clave que Lacan había nombrado «Nombre del Padre» está desvalorizada en este momento, en una época constituida en la confluencia de dos discursos: el discurso de la ciencia y el discurso del capitalismo.

No se trata ya del valor de uso de un determinado objeto, sino lo ilimitado de su uso. Por ejemplo, si alguien se compra un teléfono móvil, no le alcanzará con el límite de datos que una determinada empresa te ofrece si no quieres pagar demasiado. Ahora bien, el wifi nació para suplir eso, para burlar la castración…

Tenemos una característica del siglo XVII que es la del pasaje del cosmos finito al universo infinito, lo que según opina A. Koyré, conlleva a la destrucción del cosmos.

Jacques Alain Miller, por su parte, considera que la concepción de universo infinito de la física matemática hace desaparecer la naturaleza y comienza así a develarse lo real. Si hablamos de cosmos finito, hacemos referencia a la naturaleza y el orden. Cuando hablamos del real de la ciencia, no es el real del psicoanálisis. El real positivista es el que se impone más allá del sujeto, por eso decimos que la ciencia forcluye al sujeto. El real del psicoanálisis se trata de otra cosa.

Lacan extrae de Cantor lo que aplica a las fórmulas de la sexuación.

Lacan deduce el Uno: si al conjunto (aunque sea cerrado)le falta un elemento, entonces es imposible que sea finito. Cuando Lacan dice que no hay ley natural que ordene las relaciones entre los sexos justamente quiere decir que no hay relación causa-efecto; que hay una fractura entre real y sentido. Que el significado no es determinado por el significante.

En psicoanálisis, lo que nos orienta a lo real, sirviéndonos de la enseñanza del último Lacan, es el enlace de lo ilimitado a lo infinito. Es en este sentido que decimos que la «no relación sexual» separa a hombres y mujeres, en el sentido de que dicha separación se produce por aquello que no cesa de no escribirse; por lo que no puede escribirse.

Así, si vamos a uno y otro lado de las fórmulas de la sexuación, no hay relación entre el límite de la castración con lo ilimitado del goce femenino…

FUENTE: SCILICET. AMP, 2014.