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Narcisismo y psicosis: el Estadio del Espejo

Publicado por Betina Ganim

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El viernes pasado tuvo lugar en Palma de Mallorca una conferencia de Sergio Larriera sobre Narcisismo y Psicosis, de la cual me gustaría transmitirles algunas cuestiones, ya que me han parecido de una inigualable calidad de transmisión, dado el heterogéneo público asistente.

comienza su Conferencia hablando de los primeros tiempos de Lacan, quien arranca su enseñanza desde lo imaginario, esa puesta en juego de las imágenes que se vinculan al Narcisismo. Entonces, partiendo de esa fundamentación mínima, intentará articular qué es lo que falla en este punto, en la psicosis.

En la psicosis podemos pensar en manifestaciones narcisistas y megalomaníacas, pero en realidad son todas formas de presentarse un fracaso en el Narcisismo. Si hay algo que fracasa en la psicosis es justamente la constitución narcisista primordial. No es una enfermedad el narcisismo, sino una necesidad constitutiva, en términos de cómo se inviste libidinalmente la propia imagen, y mediante qué mecanismos se realiza esta cuestión.

En la primera enseñanza de Lacan, se presenta lo que es el Estadio del Espejo.

La idea básica de Lacan respecto de este Estadio, se basa en este Modelo (que no es esquema, ni grafo, ni nudo, ni cadena) en el que hay ciertas analogías de las partes del aparato que se va construyendo, con partes de lo que se quiere mostrar. Es decir, Lacan construye un Modelo para mostrar cómo a partir de una insuficiencia primordial del neonato -cómo a partir de esa inmadurez, de esa desarticulación integracional de movimientos y funciones del recién nacido -cómo a partir de eso se construye la base de una identidad, que permitirá, si llega a buen puerto, articularse en el discurso, en la palabra. Momento primordial, inaugural.

La imagen del propio cuerpo, que es la base de lo que llamamos Narcisismo; el investir libidinalmente esa imagen, no está dado instintualmente desde el infans, ni del neonato mismo; no es algo instintivo, sino que tiene que ser constituido a partir del campo del Otro, que podemos llamar la Madre, como Otro primordial, el primer Otro. En ese campo aparecerá esa imagen del otro que ayudará al neonato a constituir su propia imagen.

Es decir, que el origen de nuestra imagen corporal es enajenado; nace fuera de nosotros, y desde allí nos da el apoyo necesario para poder constituir nuestra propia imagen. Ese origen enajenado hace que yo encuentre fuera de mí, en la imagen del otro, mi propia imagen.

El modelo que construye Lacan se basa en un fenómeno óptico muy usado en el siglo XVIII y XIX para hacer trucos de magia, que es que los espejos cóncavos tienen la característica de que la imagen que constituyen como reflejo de un objeto, no está virtualizada –detrás del espejo- como sucede en un espejo plano, sino que está por delante. Si colocamos una cerilla encima de una cuchara, veremos que la imagen se forma encima de la cuchara, están del mismo lado la cerilla y su imagen.

Esta característica del espejo cóncavo le sirve a Lacan para hacer la analogía con el corte cerebral.

Seguiré el próximo post con la conferencia.