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«Ser un esqueleto»

Publicado por Betina Ganim

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Llega el verano en España y es impresionante la publicidad que existe con el mandato : «operación bikini». Desde nuevos gimnasios, promociones de 2×1, sopas mágicas, medicación «natural» para adelgazar, cremas y aceites de todo tipo, fajas que prometen milagros, tratamientos rápidos para lograr el peso «ideal», centros especializados para estar «perfecto», y todo lo que se les pueda ocurrir al respecto, nos invade desde todos los ángulos.

Eso en lo que hace a la cultura en la que me toca vivir y trabajar como practicante del psicoanálisis en España: por ejemplo, niñas que pretenden cuerpos perfectos. Y ¿cómo es esa perfección? Pues huesos vestidos con ropa «cool»…un conjunto de huesos con trapos encima. Esto lo escuchamos en las pacientes más jóvenes, niñas y adolescentes…Sí, niñas también.

Si vamos a mujeres más grandes, están las que recurren a métodos cada vez más «sofisticados» para lograr el cometido de lucir un cuerpo perfecto para el veranito europeo. Sin celulitis ni estrías… Esto se está volviendo una adicción.

Y del lado de ellos, los hombres, también, por supuesto, cada vez más músculos, más y más…tanto tener tener que se pasan al lado del ser…Y lo ves ahí, en el gimnasio, mirándose sus cuerpo, tocándose, gozando…solos…¿lazo social? ¿Ligue en el gimnasio? Eso ya es historia…

Y para esta adicción del siglo XXI, por supuesto, tenemos en el mercado cada vez más oferta ya sea desde el campo de la salud como en el terreno de lo estético.

Si bien tenemos esta adicción del cuerpo perfecto, por otro lado tenemos lo que aparece en el mundo virtual,lo que nos ofrece la pantalla, cada día, a cada momento, cada vez que abrimos el ordenador: ventanas y ventanas que se van abriendo, y que la mayoría tiene que ver con esta adicción: el cuerpo perfecto, tanto para ellas como para ellos. Otra de esas ventanas que no cesan de no abrirse, son las que invitan a relacionarse d e manera virtual con distintas personas. Es un nuevo modo d enlazo social: virtual. Sin cuerpo…

Decimos entonces que en el siglo XXI el psicoanálisis debe contar con herramientas no solo para leer estas cuestiones, sino también para operar con esto que nos explota en la cara. ¿Qué hacer? ¿Cómo operar con esa adicción?

Porque se trata de modalidades de gozar propias de este siglo. Pero son modalidades pulsionales que no eximen al sujeto de su responsabilidad. Es decir, podemos decir que la pulsión acecha al sujeto, sí, pero esto no significa que no lo implique. El análisis es un modo de hacerse el sujeto responsable de lo efectos de esa modalidad de goce.

Muchas veces la consulta se hace porque no se puede lograr ese ideal de cuerpo perfecto, porque no puede «dar más» a ese mandato superyoico de «Goza!».

Silvana llega así a la consulta. No puede tener el cuerpo que quiere. ¿?Cómo es ese cuerpo? Sin nada de grasa, «flaca, flaca, sin un solo «michelin»», «quiero ser un esqueleto».

El trabajo de las entrevistas preliminares será el de alojar en principio esa demanda, e interrogar la posición subjetiva respeto de esa demanda, y transformar esa demanda en una demanda de análisis, sistematizando lo más propio del sujeto, esa será la apuesta.