Psicología
Inicio Psicoanálisis Transferencia: de Freud a Lacan

Transferencia: de Freud a Lacan

Publicado por Betina Ganim

La transferencia de Freud a Lacan nos lleva al concepto de Sujeto Supuesto Saber del que les hablé en post inmediatamente anteriores a éste.

Si hablamos de la transferencia en relación a la estructura, tenemos que ir entonces al Sujeto Supuesto al Saber, que Lacan construye en el Seminario 11, «Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis». La transferencia es uno de esos cuatro conceptos. Entonces, la noción de Sujeto Supuesto Saber es más bien tardía en Lacan (1964) pero tiene todo un desarrollo, como consecuencia lógica de la lectura de Lacan en su retorno a Freud.

La transferencia en relación a los fenómenos podemos pensarla en tanto su relación a la resitencia, la repetición y la sugestión.

Freud, en 1900 maneja un concepto de transferencia en «La interpretación de los sueños» como una transferencia bancaria; una transferencia de dinero de una cuenta a otra. Es decir, la transferencia en término económicos. Las significaciones inconscientes cambian de significante con otra significación. Se trata de una transferencia intrapsíquica entre una representación y otra. Es decir, relacionada con los fenómenos inconscientes: lapsus, chistes, sueños, etc.

En 1912 tenemos en Freud otro concepto de Transferencia, que es a partir del caso Dora y del caso Anna O. Freud empieza a descubrir otra manera de transferencia: las representaciones invisten a la persona del médico, más bien a un rasgo, por la que el analista se identificaba con una figura parental, importante para el analizante.

Lo interesante de este segundo momento en la concepción de la transferencia freudiana, es que el analista ocupa un lugar en la economía psíquica del paciente. Es como una formación del inconsciente.

La transferencia para Freud, se le presenta de modo imprevisto. Parece que el paciente se enamorara del analista, fenómeno que impedía continuar con la cura. Un claro obstáculo. Y esto aparecía en ese entonces como una resistencia. La pregunta es ¿de quién?

A partir de allí, Freud hablará de una nueva patología: la neurosis de transferencia».

La transferencia tiene entonces dos caras: por un lado la cara «motor», la emergencia d ela transferencia es testimonio del inconsciente, comienza la cura como la puesta en acto de la relaidad sexual del inconsciente.

Por otro lado, la cara «obstáculo»: la transferencia como tapón. Cesan las asociaciones ye s esto lo que aparece como «resistencia».

La transferencia como repetición tiene que ver con lo simbólico, con la cadena significante en juego. Si hablamos de transferencia como resistencia, hacemos alusión al registro imaginario, al cierre del inconsciente.

Freud también separa transferencia positiva de transferencia negativa.

La transferencia positiva tiene dos aspectos: la vertiente del enamoramiento, y la vertiente tierna. (esta última es la que se recomienda para que sea posible un análisis)

Pero los obstáculos subsistían, y Freud escribe en 1914 «Recordar, repetir, reelaborar», donde plantea que la transferencia no se tr de f a lntrata de la repetición sino de recordar (cuestión que en el giro de los años ’20 será reformulada, en Más allá del principio del placer») porque la transferencia, si repetía, se oponía a la rememoración, y era ésto lo que para Freud, curaba.

FUENTE: Seminario Central Cita La Plata, 2003