Transferencia real
J-A Miller se dispuso a unir de a dos los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis que Lacan nos propone en su Seminario 11, a saber, inconsciente, transferencia, pulsión y repetición.
Como les decía, la propuesta de Miller consiste en unir por un lado INCONSCIENTE-TRANSFERENCIA; por otro, REPETICIÓN/PULSIÓN, para rearticularlos partiendo de la opsición INCONSCIENTE REAL-INCONSCIENTE TRANSFERENCIAL.
Con este movimiento, se trata de conmover de alguna manera los fundamentos del psicoanálisis, porque de lo que se trata es de ir más allá del inconsciente y retomar los «trozos de real».
Bien, en cuanto al par REPETICIÓN-PULSIÓN abre una puerta a lo real – pero un real diferente a aquel que conocemos como el que está tomado por lo simbólico. Es una puerta de acceso a lo real en tanto acontecimientos de goce fuera de sentido.
Sin dejar de lado el azar, el encuentro con lo real, son los hechos de repetición a lo largo de un análisis, lo que destacarán lo real para cada uno.
Lacan toma de Descartes los términos de Tyche y Automaton para oponer lo estructural de lo contingente;cadena significante y encuentro con lo real. Cada uno de estos, conlleva una dimensión particular de la ley del azar.
En el primer Lacan tenemos la «compulsión de repetición» asociada a la noción de Automatón, en tanto estructura, cadena significante; un síntoma compulsivo que se repite por ejemplo, sería un efecto del discurso del Otro. Es toda la primera enseñanza de Lacan, que como ya les he dicho varias veces, está construida por su axioma de que el inconsciente está estructurado como un lenguaje.
Conocerán el cuento de Edgar Allan Poe, la carta robada. Lacan hizo un seminario sobre esto, y era en esa época el apólogo de su teoría del significante: es un texto sin mensaje, pero que sin embargo produce efectos de goce en quien la posee.
En la segunda enseñanza de Lacan, que situamos en 1964, Lacan nos trae la novedad de que la repetición es Tyché, encuentro con lo real.
Es decir, ya no se trata de la reproducción de ciertas conductas, del retorno de determinados signos. Digamos que la repetición ya no tiene que ver con el retorno de lo reprimido ni con conductas estereotipadas, sino que la Tyché es la otra cara del azar, lo inesperado, ese agujero de goce inasimilable.
Hubo un mal encuentro, por fuera del sistema, hubo esa primera vez cuyo efecto es un rechazo de goce que fluye a las zonas erógenas del cuerpo, y distintas zonas del cuerpo que se erotizan por los desfiladeros del significante.
Lacan nos dice que la repetición está fundada en la esquicia que se produce en el sujeto en el lugar del encuentro.
La tyché introduce lo real del cuerpo, el objeto a, lo inesperado.
De todo esto se deduce la función de la transferencia real: lo inesperado en una cita con el analista para que no sea todo automatón. Para esto se requiere de un acto del analista, que sacuda los semblantes. Esto implica una inversión del síntoma en inventos propios.
FUENTE: SEMBLANTES Y SINTHOME. AMP, 2010