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Un recorrido clínico

Publicado por Betina Ganim

He venido transmitiéndoles varias cuestiones respecto de la lógica de la cura, del tratamiento analítico y sus pasos lógicos, sus condiciones, sus obstáculos, sus fundamentos, etc.

Para seguir, podemos retomar con una viñeta clínica, un caso de una hombre con una obsesión desde su primera infancia.

En este sentido, yendo a la clínica, se puede ir verificando lo que sabemos de Freud y desde Jacques Lacan: que ante cualquier punto de angustia, se produce siempre el retorno de la cuestión de «¿Qué es uno en el deseo del Otro?». Ante esta pregunta, Freud plantea en la neurosis obsesiva, un mecanismo defensivo que es el aislamiento: aislarse, recurrir a sí mismo, por decirlo de alguna manera, un lugar deonde poder pensar, calcular…solo.

Este hombre se presenta en un principio diciendo que no es espontáneo con la gente, que tiene muchos obstáculos para todo, que le cuesta tomar la iniciativa y ciertas decisiones especialmente en relación a la sexualidad.

Esta presentación se acompaña de grandes valores, de grandes ideales que tiene que ver con la misma neurosis, y que la persona no está dispuesta a creer que en realidad se trata de lo mismo. Le cuesta conectar eso con su «problema», por lo que consulta, ya que se define como alguien muy «bueno, «voluntarioso», sumamente capaz en todo lo que hace, en el sentido de que es siempre el que resuelve todo, todas las cosas pasan «por sus manos», y, podemos decir, no hace nunca una división subjetiva en situaciones que requieren practicidad. Hay que decir que los sujetos obsesivos tienen ese rasgo que ante la demanda y los pedidos que les hacen los otros, es alguien que responde, por lo que se considera un «batallador».

Este paciente se presenta entonces con esa cantidad de enunciados del tipo «Es que tengo que», «Es que tengo que», un lenguaje exigente, que ya es un trabajo de análisis según los distintos recorridos, el articularlo desde las primeras frases del padre, su madre, cómo se ubicó esta paciente en su familia, etc…

De esa posición, luego de un tiempo que siempre es propio,puede haber cierto alivio como efecto del tratamiento, y ese lugar empieza a despoblarse de esa rumiación incesante…

Un recorrido posible en este caso es cómo se constituyó desde la infancia el papel que el sujeto ahora ocupa entre el padre y la madre, todas sus escenas infantiles: sus trabajos infantiles para conseguir hacerse una idea de unidad de esos padres; los temores, lo terrores, si entre los padres había peleas, separación, los períodos religioso que había atravesado; cómo ubica en esa neurosis toda su pasión religiosa infantil, las revelaciones de la verdad de que por sus mismos problemas actuales se relaciona así desde que era pequeña, cuando en sus oraciones le rogaba a Dios que sus padres fuera eternos, que no se separen nunca, que no se mueran! Y él fantaseaba su sacrificio a cualquier precio, con tal de que eso se cumpla.

Ese Otro que hoy se le presenta como insensato y caprichoso, es ante ese Otro que el sujeto va armando todas sus defensas obsesivas. Esto es un posible recorrido analítico.

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FUENTE: INDART, J.C. Seminario «La lógica de la cura», 1993