La catarsis y su valor terapéutico.
¿Qué es la catarsis y en qué medida se considera terapéutica? Entre sus significados encontramos aquélla que implementaban los griegos y que la definían como «purificación de las pasiones del ánimo mediante las emociones, que provoca la contemplación de una situación trágica.»
Desde otro enfoque podemos considerar la catarsis como la liberación de emociones, la posibilidad de descargarlas, y así, procesar el impacto que nos produce, permitir su afluente y su concientización.
Ya Freud consideraba los aspectos catárticos en el análisis como la posibilidad de tramitar el afecto asociado a una representación. En algún punto la intención era lograr la abreacción de ese monto afectivo, es decir, su descarga.
Wilhelm Reich consideraba a la catarsis como un movimiento de suma importancia y que implicaba la liberación de emociones de carácter dramático
Posteriormente muchas prácticas psicoterapéuticas han incorporado esta perspectiva posibilitando espacios donde se ponga en juego este tipo de expresión emocional. La teoría gestáltica, el psicodrama, la terapia original, la terapia de la nueva identidad y la bioenergética, entre otras, hacen uso de esta herramienta con el fin de traer la emoción asociada a cierto acontecimiento al momento presente, y así, poder concientizarla, descargarla o manifestarla por medio de gestos, palabras y acciones.
La terapia artística tambien puede convocar este recurso, por medio del hacer artístico, traer a la sesión una emoción asociada, permitiendo trabajarla.
Muchas veces en el hacer psicoterapéutico en un segundo plano lo emocional. La terapia que trabaja estrictamente por medio de la palabra, en muchos casos, deja por fuera el trabajo con el cuerpo y las emociones. Más bien, pretende llegar a ellas exclusivamente a través de la expresión verbal, pero en muchos casos esto no es suficiente.
Dar lugar a la expresión emocional desde recursos dramáticos o artísticos es un poner a jugar emociones que muchas veces se hallan dormidas, permite la habilitación de un espacio seguro donde no se juzga su despliegue.
El uso de la metáfora permite desplegar esas emociones a través de herramientas alternativas, que funcionan como vínculo o recurso lúdico, un «como si», un despliegue simbólico que nos conecta con la emoción y permite desplegarla en otro contexto.
El trabajo de las terapias catárticas o aquellas que incluyen este tipo de recursos son sumamente interesantes, involucran el «pasar por el cuerpo»: la emociones, las sensaciones, el registro del cuerpo al traer determinada escena. Nos permiten volver a esos momentos claves, enfrentarnos una vez más a esas figuras que marcaron nuestra historia y habilitan a responder, a manifestar aquello que quizás en ese momento no pudimos expresar.
Este tipo de oportunidades en el marco terapéutico producen en sí mismas transformaciones. No es lo mismo evocar un recuerdo que transitar esa escena y reviviendo la emoción que la acompaña, en este caso el cuerpo está presente, y esa emocionalidad puede ser liberada, pudiendo a la vez crear respuestas nuevas, alternativas.
Estos cambios modifican lo que nos pasa con respecto a determinadas situaciones de nuestra historia. A partir de éstas, podemos posicionarnos de otro modo.
A través de estos recursos podemos jugar a ser otro, ese otro miembro de la familia o figura que en cierto momento nos hirió o nos lastimó, por ejemplo. Podemos cambiar de rol, y sentir las emociones que se despiertan en una u otra posición.
La catarsis permite dar lugar a la emoción, validarla y propiciar su expresión. El marco de la terapia es fundamental porque es la que otorga el espacio seguro y regulado para que ese despliegue se haga posible y se realice del mejor modo.
Es importante reconocer las virtudes de estos enfoques, que se separan de lo meramente reflexivo y racional, ya que hacen intervenir al cuerpo y convocan a las emociones, que hoy más que nunca deben ser reconocidas e integradas.