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Autoterapia, ¿es posible?

Publicado por María Gómez

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Cada vez somos más los que pensamos que es necesario tomar conciencia de nosotros mismos de una vez por todas.  Dedicar tiempo a conocernos, a cuidarnos, a hablarnos, nos parece casi un requisito para encontrar cierto bienestar y poder disfrutar de la vida.

Estamos hartos de escuchar en los medios de comunicación, en las universidades que lo correcto siempre es actuar en favor del ser social. Esta es una gran verdad siempre y cuando no dejemos de lado al individuo que somos ya que si nos abandonamos, nuestra aportación al grupo bien al contrario de sumar, no hará sino perjudicarle.

Una manera de acercarnos a nosotros, de volver a tomar contacto es mediante la autoterapia. Proponemos hoy un autoanálisis tras el cual podrás decidir si es conveniente introducir algún cambio y, en este caso, de qué naturaleza sería.

Para ello, aunque no es lo habitual, es posible utilizar técnicas de tipo cognitivo conductual sin la presencia física de un terapeuta.  Contigo mismo como único recurso, podrás ponerlas en práctica.

Sin embargo, no pienses que se trata de una varita mágica que produce efectos deseados al agitarla. Es un ejercicio de constancia y la decisión de insistir en que esa transformación tenga lugar lo que realmente movilizará la metamorfosis.

Con la práctica de relajación, mantenga a raya el estrés y la ansiedad y alivia las tensiones diarias. Ejercita la respiración calmada y entrena la relajación muscular progresiva. Introduce esta práctica en tus rutinas diarias de la misma manera que el cepillado de dientes o lavar las manos antes de comer.

Acostúmbrate a crear pensamientos realistas alejados de sentencias extremistas. Tendemos a exagerar los acontecimientos negativos y a despreciar los demasiado positivos como si nos sintiéramos culpables de experimentar la felicidad, aunque sea de un modo esporádico o pasajero.

Crea un banco de afirmaciones positivas pero realistas y de declaraciones destinadas a afrontar los malos pensamientos, incluso cuando sentimos que perdimos el control sobre ellos.

Echa mano de ellas siempre que lo necesites y escoge aquellas con las que te sientas más cómodo o que más te reconforten.

Resulta fundamental conocer y reconocer las situaciones que provocan la negatividad, el malestar. Estamos demasiado habituados a vivir así, por ello resultará importante que seamos plenamente conscientes de nuestros puntos vulnerables, de los desencadenante y de aquellas parcelas de la vida que nos influyen con especial incidencia.

Tomarlas como advertencias nos llevarán a saber manejarlas, de manera que conseguiremos prevenir recaídas.

Ahora bien, se trata de un gran desafío ante el cual se ha de estar dispuesto a plantar cara a dificultades, a trabajar diariamente en aras de superarse en el ámbito personal.

No obstante, siempre hablamos de ser transigentes con nuestras etapas o rachas de desánimo sin dejar que nos dominen y sabiendo que pronto pasarán y volveremos a estar en condiciones de desterrar nuestros demonios de nuevo.

Tan sólo es cuestión de tomárselo en serio, de pasar tiempo con uno mismo para mejorar, evolucionar. Es así cómo participaremos de un mundo mejor.