Una clínica posible para la anorexia
He hablado en posts anteriores sobre la anorexia, y en último lugar sobre la posición del psicoanálisis y su clínica, teniendo en cuenta los registros imaginario, simbólico y real que atraviesan toda la enseñanza de Jacques Lacan.
Decía también que respecto de nuestra consideración sobre el tema, lo que concierne a nuestra clínica implica ni más ni menos que generar, propiciar en cada caso una ficción en la que se aloje la transferencia allí donde tenemos actings…
La anorexia vera o la anorexia mental supone un déficit en la simbolización, un déficit en lo que atañe a las asociaciones entre significantes: una incapacidad de «asociar libremente». La pregunta que cabe aquí es que si esto ocurre en la anorexia, ¿cómo operar desde el psicoanálisis, teniendo en cuenta que la asociación libre implica la regla fundamental de todo análisis que se precie de tal?
Es decir, si hay literalidad en lo que hace a las significaciones, ¿cómo intervenir? Con esto queremos decir que este tipo de pacientes se presentan de una manera tal que cada signo refiere a un sentido, y eso espera un sentido del que ocupa el lugar del Otro (el analista) El «Otro terapéutico» de la anorexia muchas veces cae en ser un Otro riguroso, dictador, autoritario…Es decir, se puede caer fáilmente en el lugar de la madre que agobia, que asfixia, que prohíbe y controla; un Otro insistente, imperativo.
Entonces la cuestión gira que en ese ofrecimiento y a la vez resistencia al discurso del Amo, lleva a la anorexia a un arrasameinto: es decir, se borra su deseo, en pos de un supuesto «éxito terapéutico». Es decir, en estos casos, y en relación a la particularidad en la transferencia, el terapeuta puede caer en el lugar del Amo que borre la subjetividad del paciente.
Podemos decir que en estos casos la identificación a la posición adulta es rígida y precaria; esto es porque el fantasma (la forma en que aglutina su realidad con relación al Otro sexo) es del orden de la estereotipia. Es por esto que muchas veces lo que aparece es una actividad que implica la evitación del Otro, como conductas adictivas.
Entonces, desde el punto de vista de la clínica psicoanalítica, hay un obstáculo claro que tiene que ver con la particular relación del sujeto con el significante y con el Otro. Entonces, para que se puede «tratar» la anorexia vera, es primero necesario construir un espacio, una escena ficcional en la que el sujeto resitúe su posición en relación al Otro. Es decir, establecer un dispositivo ficcional donde puedan situarse las condiciones necesarias para que la interpretación tenga lugar. Es imposible interpretar cuando no hay un sujeto en juego… Por lo que la interpretación en la clínica del objeto nos lleva a caer en saco roto. Interpretar el acting, como dice Lacan, no lleva a efectos subjetivos propicios para el análisis, más bien fomenta el acting.
Para que la interpretación sea eficaz es necesario un trabajo previo para que el sujeto excave en el discurso un intervalo entre significante y significante. Se tratará de construir una escena donde el Otro dé lugar a la pregunta por la que el sujeto pueda hacerse representar.
Se tratará de acompañar al sujeto en esto de situarse frente a nuevas ventanas, para que luego el sujeto haga de esa ventana un puerta a la que pueda atravesar, en una acto que ya le concierne al sujeto.
FUENTE: ZANGHELLINI, JORGE. «VICISITUDES DEL OBJETO» ED. DE LA CAMPANA, LA PLATA.