Psicología
Inicio Psicoanálisis Registros de la anorexia

Registros de la anorexia

Publicado por Betina Ganim

la repeticContinuando con los dos posts anteriores en los que hice referencia a la problemática de la anorexia, hoy continuaré comenzando con esa reactualización traumática que ocurre en la pubertad. Esta concurre efectivamente con la existencia de actos maternos ligados a intromisiones arrogantes, a atentados al pudor incluso, o a la intimidad, que no han podido ser tramitados justamente por el déficit simbólico.

El cerrado/sellado fantasmático que se opera en la pubertad, donde el cuerpo se cubre de sentido sexual, no termina de realizarse en el sujeto anoréxico. Podemos decir que la mirada erotizante del Otro abre agujeros en lo imaginario.

Muchas veces se dice que la anorexia hace diferentes dietas para estar a la altura del cuerpo que se exige en esta época, y que en esa camino, se pierde… más bien encuentra un goce den ese camino que su cuerpo aspira.

El trastoque imaginario del que hablamos deja entonces un cuerpo con un «exceso», al que la anorexia trabaja para reducir los «michelines» imaginarios que están de más en su cuerpo, y por supuesto, en contra de la mirada social del Otro que le sanciona que en vez de «exceso» hay «falta».

Tanto la Medicina como las madres, confluyen en decirles que de lo que se trata es de un «menos» lo que las trastorna, cuando en realidad se trata de un «más»…

Esa operación supone una pregunta: ¿Qué quiere el Otro de mí?, y un segundo tiempo enmarcado por la pregunta…El Otro quiere que coma, pero ¿qué me quiere?. Esta repregunta es fundamental para que su respuesta quede vacante, porque es lo que le permitirá al sujeto su deriva identificatoria por la cadena significante, algo que es propio de las neurosis y el sostén esencial para el montaje del dispositivo analítico basado en la asociación libre.

Bien, los trastornos a los que asistimos en estos sujetos podemos diferenciarlos según los registros lacanianos, de la siguiente manera:

En el registro imaginario podemos ubicar, por la subversión de su imagen corporal, su dimensión erótica, podemos decir. De aquí que diferentes autores se centren en la descripción de estos trastornos de la imagen corporal. Que no es más que un esfuerzo de la anorexia para restarle sustento erótico a la mirada del Otro sexo. Sus particulares mascaradas, la ausencia de colores, ropa holgada, un borramiento de las formas.

En lo simbólico tenemos una reducción de la potencialidad metafórica en la que representar a su cuerpo, y de allí, su aspiración a ser sólo un espíritu inmaterial. Generalmente esta parece en relación a un ideal de llegar a ser un significante puro, en plena identidad con el lugar que tenía la dama en el «amor cortés»: un ser vaciado de sustancialidad.

En lo real asistimos a que la pulsión oral se realiza autoeróticamente, apareciendo una serie de síntomas en el cuerpo que son los que la medicina describe: desnutrición, descalcificación, amenorrea, etc.

Para terminar, decimos que no existe LA anorexia, que reúne toda una serie de condiciones y síntomas.

En la clínica psicoanalítica, se trata de, en cada caso, sostener una ficción, un espacio «transicional» donde poder situar las coordenadas de una cura transferencial. Armar una neurosis de transferencia, allí donde hay solo acting out.

FUENTE: ZANGHELLINI, J. «VICISITUDES DEL OBJETO» ED. DE LA CAMPANA