La Anorexia y la adicción a la marcha.
Dentro de los Trastornos de Alimentación, la Anorexia Nerviosa, en general denominada simplemente Anorexia, se caracteriza por un temor excesivo a aumentar de peso.
Es sumamente importante para las personas que la padecen el control de su figura corporal. Restringiendo el consumo de alimentos al máximo, y empleando distintas herramientas para expulsar lo que han consumido. (Vómitos, laxantes, diuréticos, ejercicio, etc.)
Se presenta, al mismo tiempo, una Distorsión de la imagen corporal, que dificulta la percepción real del peso, teniendo siempre la necesidad de bajar un poco más.
Las personas que sufren de Anorexia, asocian la delgadez con un estado de Autoestima óptima, y una supuesta satisfacción, que nunca llega.
Desde el punto de vista Psicoanalítico es también interesante señalar la demanda del Superyó, que, con absoluta crueldad, demanda al yo obedecer y cumplir con un ideal de manera totalmente estricta. Vinculado a esto, la búsqueda de la perfección es frecuente en este tipo de patologías.
Hacer ejercicio constantemente, no comer, con el objetivo de llegar a estar perfecta/os. Asociando la perfección con el estado de delgadez que desean alcanzar, pero que, una vez más, resulta siempre insuficiente.
B. Brusset hace referencia a la necesidad de ejercicio físico constante, denominándolo Adicción a la marcha.
La categoría de adicción está asociada al carácter impulsivo y repetitivo de estas conductas. Siendo este tipo de automatismos, causa y a la vez consecuencia de una mentalización insuficiente. Esto implica que dichas conductas son una puesta en acto que busca evitar la mentalización y, a la vez, se producen en consecuencia del desfallecimiento de esta función.
Al modo de una afección psicosomática, estos comportamientos impulsivos producen efectos somáticos, y ellos a su vez, recursivamente, efectos psíquicos.
De esta manera, la liberación de endorfinas por ejemplo, por parte del organismo, aporta un sentimiento psíquico de bienestar que contrarresta las sensaciones displacenteras corporales asociadas al cuadro.
Este autor va más allá, otorgando a la Anorexia Nerviosa en su conjunto, la característica de adictiva.
Dada la imposibilidad, por parte de esto/as pacientes, de elaborar los conflictos inevitables de la adolescencia, la conducta de tipo adictiva y los efectos psíquico-somáticos que produce proporcionan un control y una limitación de la actividad psíquica misma.
La hiperactividad motriz se impone a la vez como una coacción, como una forma de descarga y como una suerte de nueva regulación del funcionamiento psíquico.
Se transforma esto, entonces, en una necesidad imperiosa de satisfacción en solitario, siempre insuficiente, que llama a la repetición y aumenta la dependencia.
Estas características, sin embargo, nunca son iguales de un sujeto a otro. Cada uno de los síntomas en particular, tiene que ser pensado en relación a la historia singular de cada uno.
En algunos casos, esta adicción a la marcha, cobra la cualidad de una compulsión, exigencia extrema que el mismo sujeto se ve compelido a ejecutar, a veces sin quererlo.
Mediante esta marcha el sujeto consigue sentirse agente de una acción que logra la dominación del cuerpo, a diferencia del estado de pasividad, en donde está a merced de ese cuerpo y de sus exigencias.
La marcha, dependiendo del caso particular, y en un marco terapéutico, puede aportar algún orden o integración, que saque al sujeto de la posición pasiva y mortecina de la Anorexia, y estimule la asociación y el funcionamiento psíquico.
Sin embargo, esa intensidad y exigencia respecto al ejercicio físico, es una conducta de gran riesgo, dado el escaso consumo de nutrientes de las personas que sufren de Anorexia. De modo que es esencial el trabajo terapéutico interdisciplinario con estos pacientes, teniendo en cuenta la categoría de adictivas que dichas conductas poseen.