La anorexia vera
Les he hablado en el post anterior sobre la anorexia, más bien les introduje las distintas versiones que circulan en el ámbito de la «salud mental» respecto de esta problemática, que no cesa -más allá de que ya no tiene el «boom publicitario» de otros tiempos. Pero existe. Sigue estando. Esto sigue apareciendo en las consultas, como motivo de consulta directamente, o como algo que decanta del mismo tratamiento psicoanalítico.
Claro que hay muchas versiones, y por ende muchos tipos de abordaje. Ya he nombrado algunos el posta anterior, ¿y el psicoanálisis de orientación lacaniana qué dice al respecto?
En principio, decir que no podemos hablar de anorexia en términos de síntomas médicos, como son por ejemplo los meses de amenorrea, atendiendo solo a los disturbios en la imagen corporal o el deseo de verse delgada.
Si las incluimos en los que se llaman «neurosis no-transferenciales» hacemos referencia a que si el síntoma justamente no comporta en sí mismo un pregunta, si no hace enigma para el sujeto, menos entonces será puesto en relación a un saber supuesto del sujeto. Es así que se caracteriza esta problemática más bien como modalidades de respuesta, que claramente se dirigen al Otro, pero con valor de acting-out. Modalidades de respuesta, de salida de la angustia.
La anorexia «vera o mental» (los remito al post anterior) está definida por su posición respecto del intervalo significante, en la que hay un fracaso de la afánisis por lo que, el sujeto anoréxico no hace más que ofrecerse, con su cuerpo, para sacrificarse en función de excavar un agujero en el Otro. La aparición de esta respuesta se produce generalmente en la reactualización traumática de la pubertad, en la que el sujeto, al enfrentarse al Otro sexo, no puede discernir la diferencia entre el deseo y ser gozada por el Otro, en tanto el fantasma no opera regulando la situación.
La anorexia la ubicaremos entonces como una neurosis, en tanto se puede decir que la operación metafórica del Nombre del Padre, ha operado y por ende hay represión; pero en un tiempo posterior, lo que podemos llamar el tiempo del Nombre del Padre, se produce en déficit y con ello definimos a una madre que opera dando lugar al Padre pero que afecta ese lugar, respondiendo a la demanda en el terreno de la necesidad. Madres que dejan poco sitio de indeterminación respecto a su satisfacción.
Es esto lo que afecta la dimensión metafórica, por donde opera el Nombre del Padre, dando lugar a un empobrecimiento d ella libre asociación, por defecto del significante para representar al sujeto para otro significante. Esto es lo que caracteriza la posición de la anorexia vera.
Podemos, con esta operación que no es del todo exitosa, ubicar una serie de trastornos -o más bien, de patologías del acto- que entran dentro de esta posición. Pero tendría que extenderme y desviarme de este tema, del que me gustaría ampliar algunas cuestiones dichas hasta aquí, en el siguiente post.
FUENTE: ZANGHELLINI, J. «VICISITUDES DEL OBJETO» ED. DE LA CAMPANA