El Alzheimer y la Computación
A los 80 años se pueden seguir aprendiendo cosas y creciendo como personas aunque se padezca del mal de Alzheimer.
Aprender como funciona una computadora aunque las manos ya no sean tan firmes, haya una disminución de la memoria y el cerebro se encuentre ya afectado por una enfermedad neurodegenerativa en su período inicial, no es imposible y además ayuda a retardar su avance.
Todavía se desconoce mucho sobre esta enfermedad, pero lo que si es cierto es que la falta de estimulación, el aislamiento y la depresión, contribuyen a que las personas mayores vayan perdiendo interés en la realidad y su iniciativa para comenzar cosas nuevas.
En el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), la terapista ocupacional licenciada Julieta Camino de la Llosa, se dedica a introducir a los pacientes de edad avanzada al nuevo mundo de la computación.
Afirma que la idea surgió de los mismos pacientes que asisten a los talleres de terapia ocupacional o rehabilitación cognitiva, motivados por sus familiares, hijos o nietos que utilizan computadoras pero que ellos no pueden aprovechar por no conocer su funcionamiento, reconociendo que les gustaría intentarlo.
No todos los pacientes se entusiasman con la computación, algunos prefieren la jardinería, otros se inclinan por la decoración, y también están aquellos que les gusta participar de paseos o visitas a museos específicamente destinados a enfermos de Alzheimer.
La neuropsicóloga licenciada María Roca, que coordina los grupos de ejercitación cognitiva, agrega que además de estimulación, todas estas prácticas son oportunidades para relacionarse con sus pares y compartir experiencias.
Sirve también de alivio para los familiares que han asumido la responsabilidad de cuidar al enfermo, quienes debido al estrés continuo sufren estados de ansiedad y de depresión, dice la jefa del área de Apoyo a Familiares y Acompañantes de Ineco, doctora Alicia Lischinsky.
Estos talleres, además de ser una actividad recreativa, representan la posibilidad de frenar el avance de esta enfermedad según investigaciones que demuestran que el ejercicio de las funciones cognitivas (como la práctica de la memoria, de la planificación y de la atención) produce cambios en el cerebro protegiendo al paciente del deterioro esperado, agrega la jefa de Neuropsicología del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, licenciada Teresa Torralba.
El doctor Carlos Mangone, director del Centro de Memoria del Servicio de Neurología del Hospital Santojanni, afirma que las experiencias realizadas en los talleres con pacientes con daño cognitivo, ya sea por sufrir la enfermedad de Alzheimer o por lesiones vasculares, han dado como resultado una evolución de su capacidad de memoria y concentración, de su función ejecutiva y de la posibilidad de realizar figuras visuales.
A la ejercitación de la memoria el Dr. Mangone le agrega técnicas de relajación para disminuir la ansiedad de los pacientes que se alteran porque no pueden recordar algo.
Además, reconoce que no sólo es importante la evolución cognitiva sino que resulta tanto o aún más beneficioso para ellos, la oportunidad de integrarse a un grupo y poder compartir momentos gratos, disminuyendo la tendencia de los mayores a aislarse.
Fuente: de la Redacción del Diario La Nación, nota de Sebastián A. Ríos, setiembre de 2007