Oposiciones a la Psicología
El que a la Psicología se opone, algo en su inconsciente lo dispone.
La gente común cree que un psicólogo adivina el pensamiento y algunos sienten un rechazo inexplicable hacia ellos que no disimulan.
Cuando un médico clínico aconseja un tratamiento psicológico a su paciente, algunos se ofenden como si los estuvieran insultando y es tal la ignorancia sobre el rol de un psicólogo que la primera reacción es defenderse diciendo que ellos no están locos.
A pesar de los constantes avances científicos que demuestran cada vez más la influencia de los factores emocionales sobre el funcionamiento de los órganos y de las glándulas y los trastornos que provocan, todavía hay profesionales de la salud, que minimizan o que no consideran estas causas.
La enfermedad puede ser concebida como una forma de asimilar las experiencias, que produce dificultades de adaptación y de relación con el medio; o bien puede considerarse como una disposición orgánica que favorece el desequilibrio de los sistemas del cuerpo, factibles o no de ser modificados por medios químicos.
Ambos puntos devista, han hecho importantes aportes a la ciencia para lograr la salud: la medicina con un enfoque organicista, haciendo una clasificación de las enfermedades y sus características, tratando de ajustar los síntomas de las personas a a una enfermedad y perdiendo la singularidad del paciente; y la psicología, que se centra en los factores emocionales con un enfoque holístico del sujeto que está enfermo.
Ambas posturas se complementan armoniosamente, cuando son aceptadas con sus correspondientes limitaciones.
Surge de esta manera la medicina psicosomática que intenta un abordaje terapéutico total a fin de encarar en forma integral la manifestación de una patología.
La formación médica cuenta con conocimientos básicos sobre la influencia de los factores psicológicos y sociales en las enfermedades; y un médico puede ayudar mucho a sus pacientes si además de analizar su estado orgánico está dispuesto a escucharlos.
No es necesario derivar a todos los pacientes a un psicólogo sino que es indispensable que los médicos clínicos traten de indagar sobre la situación existencial de cada uno de ellos y no comenzar a recetarles medicamentos sin antes haber logrado una aproximación a su estado emocional.
Los médicos saben que la mayoría de las personas que los consultan no están enfermas.
En general se trata de pacientes que presentan síntomas ocasionales que el médico no puede asociar a ningún cuadro patológico, pero que son malestares suficientes para perturbar la vida diaria.
Todo médico también sabe que el cuerpo tiene un mecanismo inmunológico que le permite curarse solo y que únicamente es conveniente ayudarlo con medicamentos cuando es absolutamente necesario.
Sólo unos pocos pacientes que visitan los consultorios tienen enfermedades graves que la medicina puede curar o en el peor de los casos administrar paliativos para evitar el sufrimiento.
Todo profesional tiene que saber cuáles son sus límites y no pretender adoptar una postura omnipotente, porque esa actitud puede resultar fatal para un enfermo.
Los conocimientos científicos son tan amplios que han tenido que dividirse en distintas disciplinas para poder abarcar con más precisión estas áreas.
Esta necesidad tiene su desventaja; porque se pierde de vista al enfermo que se convierte en fragmentos aislados que se estudian por separado; y la ventaja, que se logra alcanzar un conocimiento más profundo de las partes que hacen al todo.
Lo más conveniente siempre ha sido ejercer el juicio crítico y saber hasta dónde pueden llegar los médicos con un enfermo para hacer la derivación que corresponda.