¿Qué me pongo? Psicología de la moda
En general suele asociarse el mundo de la moda y la estética con la superficialidad. Sin embargo, en esencia, la forma en la que nos vestimos expresa, de una manera u otra, cómo somos, como creemos que somos o cómo nos sentimos. La imagen corporal se construye, por ende, el acto de vestirse ocupa un rol fundamental en la construcción de la identidad.
La industria actualmente propone en general ítems bastante similares que no permiten de manera completa lograr una identificación mediante aquello que compramos y que elegimos.
Desde tiempos primitivos, las prendas de vestir tenían en principio una función práctica y expresaban una necesidad cultural: La necesidad de privacidad o de protección. Secundariamente, y con la evolución estas necesidades fueron desarrollándose en función de conceptos estéticos y se transformaron en objetos de deseo.
El mundo capitalista ha llevado al límite este concepto generando en los consumidores necesidades nuevas que surgen de estos objetos.
Lamentablemente, de esto se ha desprendido la tendencia a uniformar, mediante el desarrollo y la venta de productos que, siguiendo las tendencias, resultan ser muy parecidos. Sobre todo los de las marcas fuertes que tienen la capacidad productiva para vender masivamente. De modo que se ve dificultada la característica creativa y expresiva que debería estar asociada al acto de vestirse.
De este modo, a la pregunta ¿qué me pongo? deberíamos responder preguntándonos ¿qué me gusta? ¿qué colores elijo y cuáles no? ¿qué formas, qué combinaciones? Intentando hacerlo por fuera de la estricta tendencia o el ítem de la temporada.
Mirarnos al espejo podría resultar un gran juego donde el reflejo de un conjunto nos represente, y nos desafíe a crear formas y combinaciones nuevas.
La imagen corporal y el sentido estético, representan el estado interno de la persona. Hablan de la noción del cuidado de uno mismo, de la autoestima, del estado de ánimo y sin duda nos cuenta algo del momento que esa persona está viviendo. El peligro de la superficialidad en este aspecto radica en la tendencia a desconectar las cuestiones estéticas y de imagen de los procesos internos. Así, se transforma meramente en un intento desmedido por mostrar una imagen que se cree valorada por la sociedad o por cumplir con un estereotipo, dejando de lado el proceso interno propio.
Para que esto no ocurra, es importante mantener un vínculo cercano con aquello que nos es propio, con nuestros gustos y elecciones genuinas. Para este fin, ayuda priorizar la elección de productos únicos de diseño o incluso de tiendas vintage ya que nos brinda mayores oportunidades de encontrar aquello que nos identifique y nos distinga del resto.
Además, esta tendencia colabora con el concepto de moda sustentable. Aprendiendo a reciclar y reutilizar; cuidando así los recursos y destacando el valor de lo único y artesanal.
La forma en que nos expresamos por medio de la vestimenta es una manera de comunicarnos y está intrínsecamente vinculada a aspectos psicológicos de cada uno.
¿Cómo encontrar la mejor forma de expresarnos por este medio, de forma única y creativa?
En principio:
– Dejar los shoppings por un tiempo y comenzar a investigar locales de diseño y pequeños descubrimientos propios de la zona, barrio, ciudad en la que vivas.
– Observar, más allá de la marca, los productos individualmente.
– No compres equipos y conjuntos de vidriera, ya armados o propuestos. Y si te gusta estar a la moda, ¡genial!, pero mirá las tendencias con visión crítica; seleccioná la que realmente te inspire y no compres todas por comprar.
– Usá las combinaciones que te gusten y una misma prenda en distintos contextos y distintas combinaciones.
Vestirnos es un modo de expresar nuestros estados y procesos internos. La creatividad es fundamental para nuestra salud mental porque nos ayuda a tramitar conflictos y emociones saludablemente. Una forma de ser creativo diariamente es por medio del vestir, equivalente al pintar, cantar o bailar. Además de permitir estos procesos, es comunicativo y cumple un rol social y cultural.
¿Por qué no usar entonces la moda como algo creativo y, por ende, terapéutico?
¡Empezá ahora!