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Psicología y Literatura.

Publicado por Lic. Maria V.

Las relaciones entre estas dos disciplinas son múltiples. El hábito y ejercicio de escribir, como ya se mencionó anteriormente, cumple importantes funciones desde el punto de vista terapéutico, siendo utilizado como recurso en gran cantidad de Terapias Psicológicas.

La lectura es, asimismo, una actividad sumamente recomendable desde el plano cognitivo y también psicoterapéutico.

Sin embargo, y como ya sabemos, la Literatura excede todo esto. Y en toda su complejidad podemos encontrar innumerables aportes al ámbito de la psicología, y viceversa.

Tejiendo redes entre disciplinas y permitiendo que se interconecten es que posibilitamos ampliar y profundizar nuestra mirada respecto del mundo y de nosotros mismos.

Anteriormente desarrollamos las conexiones pertinentes entre la Psicología y el Cine. En esta oportunidad, la Literatura se nos presenta como aliada imprescindible.

Grandes obras literarias nos permiten descubrir personajes con perfiles psicológicos complejos, que ilustran situaciones que hemos vivido o que nos han relatado, o que jamás hubiéramos imaginado, otorgándonos herramientas de la fantasía para dar forma a aquello que muchas veces desde lo meramente teórico no logramos interpretar. Leer historias nos permite la narración de nuestra propia historia.

Así, hay autores que se han abocado a un estilo «psicológico» de narrativa. Si bien, como dijimos anteriormente respecto al cine: todo lo que incluya la actividad humana es psicológico. Toda historia nos habla de un sujeto, de un psiquismo, de vínculos y conflictos. Toda literatura es pasible de ser observada y entendida desde la Psicología.

Sin embargo, hay obras que destacan por hacer foco en el psiquismo de sus personajes: por hablarnos más de mundos internos que de sucesos externos, si podemos llamarlo así.

De esta manera, autores como Dostoievski, por ejemplo, han trascendido por ilustrar magistralmente la psicología de sus personajes: Crimen y Castigo, los Hermanos Karamazov, El Idiota, entre muchos otros, nos muestran esencialmente qué ocurre dentro de la mente de los personajes. El foco no está puesto en sucesos externos, sino en las dudas, reflexiones, culpa, pensamientos y emociones de sus personajes.

Es el personaje central el que se transforma a lo largo de la obra en Crimen y Castigo, y es leer una obra como esa la que nos transforma a nosotros.

¿Por qué? Porque mas allá de gustos, quien se presta a a lectura de la literatura clásica y la disfruta, experimentará posiblemente el efecto de no estar leyendo «cualquier otra cosa».

Esa obra existe para cumplir un propósito trascendental, que es hacerte pensar sobre vos mismo de una manera distinta a la que lo hacías hasta ese momento. En otras palabras, son obras que cumplen una función transformadora, si les damos la oportunidad de hacerlo.

James Joyce o Lewis Carroll, por ejemplo, han hecho lo suyo también, mostrando en sus obras la transgresión por medio del lenguaje. Finnegans Wake y Alicia en el País de las Maravillas, (fundamentalmente por medio del personaje Humpty Dumpty), son ejemplos del uso del lenguaje como forma de transgredir la norma y como muestra del psiquismo subyacente de los personajes y de los autores.

Nos permiten observar realidades distintas, desnaturalizar formas preconcebidas y así, pensarnos a nosotros mismos también de un modo creativo.

El Baile, de Irene Nemirovsky, ilustra la relación entre una adolescente y su madre, un historia basada en la biografía de la propia autora, que nos permite entender las interacciones psicológicas en juego en la complejidad de este tipo de vínculo: el rencor, la competencia y la envidia.

En la buena Literatura no hay falsedades, las historias se nos muestran crudas, transgresoras; los autores nos presentan tabúes, discordias y angustias, muchas de las cuales se intentan forzosamente ocultar en las interacciones sociales cotidianas, en las «redes» y en los intercambios frecuentes.

Las historias que leemos nos transmiten, a través de los personajes, la esencia de lo que somos como seres humanos, y nos permiten así reflexionar, cuestionar, visibilizar y cambiar.