Conflictos Familiares Navideños
– Entonces ustedes vienen a casa para Nochebuena, no?
– Mira mamá, no se, todavía no hablé de este tema con Sergio, pero su madre también nos invitó.
– Bueno, hagan lo que quieran, nosotros estaremos con los abuelos, como siempre y desde ahora con ninguno de nuestros hijos.
– Mamá, no me pongas entre la espada y la pared. Es mi primer año de casada, tenemos que ser justos y pensar también en los demás, ¿no te parece bien?
– Si, pero en mi nadie piensa, uno se desvive por los hijos y luego ellos se olvidan y te dejan sola en estas fechas llenas de recuerdos y de ausencias.
– No digas eso, porque también pueden venir Carlitos y Sandra con los chicos o Christian y Betty, ellos también son tus hijos, y además están los abuelos.
– Tus hermanos ya me dijeron que vienen el 25, pero el 24 a la noche lo reservaron para los familiares de Nora y Patricia.
– Tus consuegros siempre los invitan y pienso que los padres de Sergio harán lo mismo.
– No querida, no te olvides que están los abuelos y a mi estas fiestas me gusta pasarlas en casa y no tener que viajar para volver a la madrugada.
– No me dejas ninguna alternativa, esta familia es como un bloque de cemento o una unidad sellada, parece que estuviéramos pegados.
– Está bien, no te preocupes, voy a aprovechar para ir a misa de gallo, ya que la iglesia está en la esquina. Dios es el único que no me abandona. No se quién se va a comer el pavo y el lechón que tengo en el freezer, además del pan dulce de cinco kilos que hice.
Este diálogo, es casi un clásico en los hogares católicos para estas fiestas. Cada uno intentando manipular al otro para que se haga su voluntad, sin darle oportunidad de elegir, ni considerar las necesidades que también tienen los demás.
El conflicto familiar aparece cuando no hay flexibilidad para enfrentar las circunstancias que no concuerdan con lo que se había pensado y se mantiene una actitud rígida a la espera de obtener lo que se había imaginado.
En general, son las mujeres las más pegadas a las tradiciones y las más cerradas en estas cuestiones, obligadas por madres dominantes que también hicieron lo mismo.
Lo mejor en estos casos es fijar las reglas de entrada, como por ejemplo, pasar un año Nochebuena con los padres de la mujer y la Navidad con sus suegros; y al año siguiente proceder a la inversa.
Esto se logra con la negociación, que es la mejor manera de resolver los conflictos en la pareja; encontrar una fórmula que conforme a los dos a largo plazo evitando los roces, celos, discusiones y malos ratos.
Sin embargo, la mayoría tiene problemas antes de las fiestas, porque además las circunstancias van cambiando, los ancianos fallecen, los padres se quedan viudos y surgen situaciones nuevas.
Hay gente que prefiere pasar estas fiestas con amigos, si no se llevan bien con sus familias, porque hay muchos que para estas fechas aprovechan para traer todos los rencores del pasado a la mesa y no todos desean vivir esa experiencia.
Esta gente que se atreve a hacer algo diferente a lo que la tradición exige, son considerados poco menos que herejes, desalmados, egoístas o desamorados, por eso mejor no atreverse a cometer semejante transgresión, porque se paga caro y jamás será olvidado.
También están los que juntan a toda la familia para esa fecha, y arman esas fiestas donde el bochinche desalienta cualquier diálogo y la comida termina saliéndoles por las orejas, porque todos quisieron traer algo. Son las fiestas en que la mayoría está esperando ansiosamente que se acaben.
Para Año Nuevo es diferente, uno está autorizado a hacer lo que quiere sin ofender a nadie, quedando libre para ir a comer afuera o simplemente a quedarse felizmente solo.