La importancia del Apoyo Social
A veces, estar siempre rodeados de gente provoca hastío, inapetencia. Seguro que, de vez en cuando, no nos importaría desconectarnos de la realidad dentro de una burbuja de jabón que ascendiera tan alto que sólo viéramos vacío. No hay lugar para vacilación alguna, el ser humano arrastra una carga social a remolque. En esencia, la carga ejerce de salvavidas, la precisamos para afrontar la adversidad.
Concretamente, el apoyo social informal suscita un fuerte impacto en el bienestar personal. Nuestros vínculos más estrechos, aquellos que germinan de manera natural, multiplican su potencia cuando se intercambian los recursos de cada uno de los miembros.
En general, todas las taxonomías hacen referencia a tres patrones de apoyo:
- Apoyo emocional
Resulta tan importante, que su pérdida impacta negativamente sobre la salud. Su relevancia radica en el hipotético aumento de autoestima que provoca al sentirse valorado y aceptado por los demás. Las dificultades compartidas reducen la gravedad y la amenaza percibida de los eventos vitales.
- Apoyo instrumental
Se trata de prestar ayuda directa o servicios destinados a disminuir la sobrecarga tanto física como psicológica.
- Apoyo informacional
Cuántas veces habremos pedido información, consejo o guía que nos ayuden a resolver los problemas. Seguramente, la respuesta tenderá al infinito.
En efecto, se diluyen los unos en los otros constantemente según los requerimientos de cada situación. Sin embargo, no son intercambiables en utilidad puesto que las necesidades emocionales o materiales suscitadas, dependen de la naturaleza de los problemas.
En cuanto al efecto producido por el apoyo, se plantean dos líneas destacadas. Por un lado, la Teoría del Efecto Principal o Directo sugiere la pertenencia a redes sociales aumenta la sensación de predictibilidad, estabilidad y control. Por tanto, el apoyo social y la salud están vinculados con independencia del nivel de estrés.
Por otro lado, la Teoría de Efecto Amortiguador del Estrés o Efecto de “BUFFER” sostiene que niveles elevados de apoyo social protegen a las personas de patologías inducidas por el estrés ya que facilitan los procesos de afrontamiento y adaptación. Eso sí, el apoyo ofrecido ha de ser relevante o el requerido para que surta todo su efecto de protección.
Una vez más, ambas posiciones no son mutuamente excluyentes y tanto los aspectos estructurales como los funcionales se relacionan positivamente con bienestar y salud.
En resumidas cuentas, al hablar de apoyo social siempre habrá que tener en consideración el aspecto dinámico e interactivo de este fenómeno. Forma parte de la vida diaria de las personas pero las exigencias cambian según las situaciones, por tanto, el sujeto deberá percibir la disponibilidad del apoyo. En caso contrario, no podrá ser utilizado. Igualmente, aunque existen apoyos de tipo informal y profesional, el individuo puede recibirlos simultáneamente.
Con todo, desde este espacio, defendemos el apoyo social como cimiento de una sociedad más generosa y cabal. Para lograr tal fin, no escatimemos en brindarle ayuda a los que nos rodean, no dejemos que la soberbia o el orgullo nos imposibiliten disfrutar del amparo y la protección de los otros. Venzamos nuestra obstinación de querer ser superhéroes que todo lo pueden, para deleitarnos con esta virtud que nos fue regalada sólo por el hecho de haber nacido seres humanos.