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La Psicoterapia como herramienta de cambio social.

Publicado por Lic. Maria V.

En varios artículos anteriores hicimos mención de la importancia de trabajar aspectos propios para lograr un cambio. Cambio de posición que habilita elecciones nuevas, más concientes y subjetivas.

También hablamos acerca de la discriminación y el fanatismo, aspectos sociales que ameritan cambios de estructura en el mundo en el que vivimos.

En este artículo unificaremos ambas reflexiones para pensar el aporte de la terapia psicológica como herramienta de cambio social, que nos permita, a través del cambio individual, potenciar transformaciones a nivel colectivo.

Como Seres Humanos, continuamente repetimos patrones de modo inconciente. Éstos se han desarrollado a lo largo de la evolución con el fin de sobrevivir.

Como somos seres complejos, atravesados por el lenguaje, estas herencias comportamentales y discursivas se fueron desarrollando y diversificando cada vez más. De modo que, dependiendo de la cultura, incluso del medio familiar en que se esté inserto, varían los discursos, los mandatos y los patrones inconcientes de comportamiento.

Arrastramos, sin saberlo, gran cantidad de prejuicios, valores, nociones, ideales y creencias, que pertenecen a un encadenamiento de antepasados que han construido y luego, transmitido de modo inconciente a generaciones posteriores, aquello que en su momento surgió de sus propias experiencias.

Muchas de esas ideas y prejuicios se sostienen porque han sido aprendidas y adquiridas muy tempranamente, siendo inculcadas como valores familiares o culturales.

Cortar con este linaje no es sencillo e implica abrirse y arriesgarse psicológicamente al ostracismo, al rechazo que implica salirse de los códigos del propio clan.

Cuando vemos conductas basadas en el odio, la discriminación y la violencia, gran parte de estos sistemas se ponen en juego.

Muchos de los individuos están convencidos de la necesidad de ese rechazo y marginación porque han recibido este mandato de generaciones previas.

La transmisión inconciente de este «paquete de ideas y comportamientos» que no se puede abrir ni romper es el causante de gran cantidad de conflictos sociales.

La psicoterapia, el psicoanálisis, o todo tipo de trabajo que permita una mayor concientización acerca de las ideas y las conductas propias, ayuda de algún modo a desarmar esta transmisión en bloque. Permite que esa información se relativice, se cuestione y se adapte a los nuevos tiempos, teniendo mayor relación con el sujeto.

Si realizáramos este proceso en mayor escala, muchos de los conflictos sociales se atenuarían. No diríamos que todos, por supuesto, porque el conflicto está en la esencia del ser humano.

Los conflictos representan la confrontación, la puesta a prueba de la realidad y del otro, y no solamente se generan conflictos por asuntos heredados.

Pero sí podemos decir, en general, que cuanto mayor acceso tengamos a nuestras cuestiones inconcientes, y cuanto mayor proceso podamos realizar sobre nuestra propia historia, mayor será nuestra capacidad de cambio, tanto desde el punto de vista individual como colectivo.

Nuestro cambio personal, repercute en un cambio social. Nuestra capacidad de elección algo más libre, de corrernos de un posición de repetición y automatismo inconciente, aporta a que socialmente actuemos con mayor conciencia y reflexión.

Tanto a partir de la Pandemia que estamos transitando, como en relación a cuestiones de marginación e injusticia social, violencia de género, conciencia ambiental, que se visibilizan aún más en este último tiempo, debemos atender a una demanda ya masiva de cambio de estructura.

Cambiar de estructura a nivel colectivo implica involucrarse en ese cambio desde la singularidad.