Pautas para rendir en el estudio
Desde que nos iniciamos en el mundo escolar, nos tenemos que ocupar del estudio. Conforme vamos pasando de cursos y la dificultad va aumentando, necesitaremos estrategias adecuadas para optimizar el tiempo de estudio y no desvanecernos en actividades que solo nos harán perder el tiempo. Por lo tanto es importante prestarle atención no sólo al qué se estudia sino también al cómo.
En realidad no existe una metodología ideal. Las materias objeto de estudio son tan diversas que resulta imposible generalizar la mejor forma de estudio. Sin embargo, sí existen propuestas de patrones comunes que facilitan un mejor estudio y promueven un aprendizaje más significativo.
Aunque este planteamiento es un viejo conocido, consideramos importante recordarlo. Y es que la adecuada distribución del tiempo sigue siendo un aspecto fundamental para asimilar y asentar los conocimientos de manera permanente. Es preciso darle tiempo al cerebro para que pueda fijar los aprendizajes. Por eso, lo ideal es ir fraccionando el estudio dedicando un tiempo diario en lugar de introducir mucha información en poco tiempo.
A pesar de que subrayar, resumir y la relectura mejoran la retención de los conceptos, nada como ponernos a prueba realizando un autoexamen en el que plasmar lo estudiado. Nos servirá para reparar tanto en lo que más dominamos como en lo que debemos mejorar.
Partiendo de un ambiente ordenado y adecuadamente acondicionado, hay tres acciones que han demostrado su gran utilidad y eficacia en este campo. La primera es la autointerrogación. El acto de preguntarse a uno mismo y de responderse, nos obliga a estructurar la información y los conceptos ya que es preciso explicar o detallar una información concreta.
En segundo lugar, se recomienda combinar distintos tipos de ejercicios en aras de evitar la monotonía que produce una disminución de la actividad cerebral.
Por último, procurar relacionar los nuevos conocimientos con los que ya se poseen, es garantía de un aprendizaje sólido. Así que, cuanto antes incorpores esta estrategia a la rutina de estudio mayor rendimiento se obtendrá.
Pero además, es importante cuidar el método de estudio. La etapa más propensa a interrumpirse es el inicio del estudio puesto que nuestros niveles de concentración están bajo mínimos. Por ello, es primordial atajar cualquier distracción durante los primeros minutos.
Cuando se aconseja que se deben hacer pausas durante el estudio, obviamente no nos referimos a pausas cada cinco minutos. Lo más conveniente, es realizar pausas entre intervalos de 30 o 45 minutos.
Plantea autoevaluaciones frecuentes para determinar tu nivel de adquisición. Este ejercicio te mostrará objetivamente si el aprendizaje ha sido fructífero o si se debe profundizar más.
En realidad, se trata de procesar la información más que de memorizarla sin sentido. Aunque algunos contenidos son susceptibles de memorización sobre todo aquellos relacionados con datos, fechas o nombres.
Por otro lado, en este ámbito entra en juego la competencia lectora. Realizar una lectura veloz y global siempre facilitará un aprendizaje más rápido.
En suma, merece la pena dedicar un tiempo a plantear el estudio y a planearlo. Los beneficios de una buena metodología que incluya distintas técnicas son perceptibles desde el primer momento.