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Psicología del Color

Publicado por Malena

Psicología del Color

Puedo saber cómo soy, según mi respuesta al color

El Test de Rorschach es un instrumento proyectivo considerado por la generalidad de los especialistas como el mejor método disponible para el análisis de la estructura de la personalidad.

Las respuestas cromáticas de los sujetos a quienes se les administra el Test de Rorschach, son de alto valor significativo.

Este test consta de diez láminas con figuras construídas con manchas de tinta negra y con color que sugieren formas diferentes y ambiguas, con el objeto de estimular el mundo psicológico del paciente y su modo de percibir.

Todos los sujetos caracterizados por estabilidad afectiva dan pocas o ninguna respuesta cromática, como por ejemplo, los depresivos, los pedantes, los indolentes, y los estereotipados y formales.

En cambio, todos los que se distinguen por la labilidad en sus afectos producen muchas respuestas de color. Este grupo comprende por ejemplo, a las personas inestables, neuróticas y también a los artistas.

Cuando las respuestas cromáticas excluyen las formas estamos frente a una persona impulsiva, con tendencia firme a actuar sin reflexionar, mientras que las respuestas que incluyen además del color la forma, demuestran inestabilidad afectiva, irritabilidad, sensibilidad y tendencia a la sugestión.

A todos nos impresiona el color, que está relacionado con la emotividad. Cuanto más emocional sea una persona más sensible será al color.

Los colores se relacionan con la naturaleza y tienen significado.

El amarillo es el color del Sol y tiene un significado radiante y estimulante. El rojo se vincula con el fuego y la pasión y sugiere calor y excitación. El azul, que es el color del mar, representa serenidad, tranquilidad y también frialdad. El verde, que se manifiesta en toda la naturaleza es frescura y proporciona paz interior. El naranja que tiene la mezcla del amarillo y rojo es la iluminación. El violeta simboliza humildad, sabiduría, espiritualidad, madurez y también soledad y melancolía. El blanco es la pureza, la verdad, la perfección, el negro representa la tristeza, los presagios y los duelos y el gris es neutro y nostálgico.

Los colores también son percibidos por los ciegos supuestamente por posibles células receptoras de la piel que registran las vibraciones de las longitudes de onda de la luz.

Los colores siempre fueron utilizados por casi todas las culturas para realizar sus rituales y como una forma de distinción de jerarquías entre los individuos, estando presentes en su maquillaje, su vestimenta y en sus íconos.

El color de la vestimenta revela características de personalidad, las personas extrovertidas tienden a usar colores llamativos y las introvertidas colores más neutros.

El color de la vestimenta puede influir en el estado de ánimo, por ejemplo el rojo ejerce un efecto estimulante, el naranja predispone al optimismo, el amarillo estimula la energía, el verde calma los nervios, el azul da serenidad, el violeta puede producir cansancio, el negro puede deprimir y el blanco revela nuestra interioridad.

Todos percibimos una reacción física ante la sensación que produce un color. Los ambientes con paredes pintadas con colores fuertes, como el rojo, dan calor, son excitantes y pocos propicios para conciliar el sueño, mientras que paredes azules y claras tranquilizan y refrescan.

En la naturaleza predominan los colores tranquilos como el verde, el amarillo y el azul y los colores más excitantes aparecen en proporción menor como pinceladas.

Algunos colores combinan entre si y otros no, favoreciendo o alterando una imagen.

La forma de combinar los colores expresan sentido estético, armonía y belleza y el arte revela esa habilidad, que se puede adquirir con la práctica pero que esencialmente es una aptitud innata.

La publicidad también utiliza los colores para atraer la atención de los consumidores, no solamente en los anuncios sino también en los envases de los productos que sugieren un contenido fresco y en óptimas condiciones.

Los colores de los envases influyen en las personas para decidirse a realizar una compra. Si la elección no está condicionada por la marca, está comprobado que la mayoría se decide por el producto que tiene la etiqueta más atractiva y prometedora.