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La inercia de lo imaginario

Publicado por Betina Ganim

pulsion

Jaques Alain Miller encierra los tres primeros seminarios de Jacques Lacan en los paréntesis que corresponden a la «dialéctica de la intersubjetividad». El primero de los seminarios atañe a la teoría de la transferencia en la obra freudiana; en el Seminario 3 tenemos el desarrollo que hace sobre la estructura de la paranoia. Y el Seminario 2, es en el que emerge el esquema «Z» de Lacan (los remito al post anterior)que le permite justificar la autonomía de lo simbólico.

Luego de estos tres años de elaboración y transmisión de Lacan sobre la intersubjetividad, llega el Seminario 4 (La relación de objeto) que da cuenta de la «falsa intersubjetividad» del registro imaginario. Ese eje a-a», el eje que armamos con el estadio del espejo, es para Lacan una falsa intersubjetividad, que no es más que la dialéctica hegeliana.

Este Seminario 4 es entonces el intento de Lacan de reubicar lo imaginario en relación a lo simbólico.

Cuando empieza su cuarto Seminario, Lacan aún puede decir que esa relación especular con el otro encierra todo el orden fantasmático y se refiere al yo (pensado a partir del narcisismo: yo=yo)

La relación con el otro Lacan la piensa, en este momento inicial del Seminario 4, en términos de narcisismo. La relación con el otro está ordenada y subordinada al narcisismo.

Pero al mismo tiempo, se nota un esfuerzo de Lacan por demostrar lo que se verifica en la experiencia analítica: que todo lo que el sujeto viene a decir y contar es de orden simbólico. Lacan considera allí que hay una captura de lo simbólico hasta lo más intimo de su ser. Que lo que está activo en el ser humano y en su historia son los elementos simbólicos. Es por eso que Lacan recurre a la literatura de su época: E.A.Poe y «La carta robada».

Lacan, en su «Seminario sobre La carta robada», intenta demostrar cómo en el sujeto está todo determinado simbólicamente, y que lo demás viene después. Lacan sostenía que el carácter del sujeto y su posición tienen como determinante un recorrido significante.

¿Y qué pasa con lo imaginario? Si lo simbólico tiene que ver con lo activo, lo imaginario tiene que ver con la pasividad y la resistencia del sujeto. La inercia de lo imaginario, decía Lacan en su «Seminario sobre La carta robada». Entonces, la onírica es lo que caracteriza aló imaginario, mientras que lo simbólico es tan potente que todos los factores imaginarios en juego no impiden, aún con su inercia- que el significante siga su curso (ya que lo imaginario no es más que una sombra, un reflejo…)

Pues bien, una vez que esta teoría está edificada en la enseñanza de Lacan, y gracias a la estructura d ella paranoia que le permite a Lacan situar al Otro que domina al sujeto, se introduce en la polémica del Seminario 4, que no es otra que la que plantea contra la doctrina de la relación de objeto que pretende reducir la experiencia analítica a la dimensión imaginaria.

FUENTE: MILLER, JACQUES-ALAIN. «DONC. LA LÓGICA DE LA CURA. LOS CURSOS PSICOANALÍTICOS DE JACQUES-ALAIN MILLER» ED. PAIDÓS.