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Toxicomanías y Sujeto

Publicado por Betina Ganim

medicina_griegaLa toxicomanía es uno de los problemas contemporáneos de la sociedad actual; eso está claro.

Lo que no va de suyo, es que eso entre al dispositivo analítico, como síntoma analítico como tal. ¿Qué quiero decir con esto?

Que para que la toxicomanía -como una de las figuras de goce más actualmente difundidas- sea un síntoma analítico si no se articula al lengujae, si no selo hace pasar por allí para que el sujeto; si el sujeto no cree en su síntoma, no hay paso B posible. Es decir, se puede «terapeutizar» el problma, pero no hay análisis.

El sujeto tiene que creer ahí, en su síntoma, en princpio para darle un sentido, o creer que lo tiene…

Sabemos también que las neurociencias ocupan el primer puesto como técnicas óptimas consideradas por los centros «especializados» en toxicomanías. Allí se apuesta al abordaje lo real por la sustancia.

Y el psicoanálisis, en este mar de terapias se hace un lugar, aunque sea difícil.

La operación del psicoanálisis será aplicarlo dejando un poco en suspenso la cuestión de la culpa, la división subjetiva, etc, porque lo que clínicamente se manifiesta es una angustia arrasadora que lleva a pasajes al acto, depresiones y accesos maníacos… Podemos decir que se trata de una clínica del objeto.

Desde las neurociencias, la drogadependencia es un trastorno crónico, médico y recidivante, de naturaleza multifactorial: factores genéticos y biológicos junto a factores sociales y culturales que pueden ir asociadas a otras patologías psíquicas(OMS, 2004)

Esta manera de abordar las toxicomanías lleva a abordarlo de una manera asistencial, teniendo como arma principal el soporte del fármaco. ¿Hay lugar aquí para la palabra) Bueno, la palabra es tomada como un complemento del arsenal farmacológico…ese es su lugar desde esta perspectiva: «le hará bien hablar», dice el médico en el mejor de los casos.

El tema es que solo se queda en lo catártico de la palabra, en la conversación con el médico en todo caso. Que ayuda bastante, por supuesto, pero no es todo…

Ese modelo de abordar lo real por la sustancia también implica que el paciente acepta sin reticencia la medicación con que se lo asiste para calmar por ejemplo los síntomas de abstinencia…Así se pretende «engañar al cuerpo» hasta la aplicación del placebo.

Esto no permite separar el fármaco del sujeto, que es adonde apunta el psicoanálisis, a esa hiancia. Es entonces como esta clínica nos confronta con límites al momento de operar e intervenir. Y se abre la pregunta ¿es posible trabajar en esta clínica desde el psicoanálisis?

Se tratará en principio alojar la demanda, que el paciente se queje, darle lugar a eso, para abrir la dimensión de una demanda de saber, que se dirija a un Otro, e incidir sobre lo real por lo simbólico. Hay casos en los que se ha abiero la opción de que el toxicómano le asigne a su valor de goce, un valor de sentido.

Lacan, en la «Nota a los Italianos», dice que el analista deberá ubicarse como un doble desecho: del discurso científico, y del humanismo sugestivo. En este sentido, el psicoanálisis no será ni complemetario de las neurociencias, ni estará absorbido por ese discurso; ni será una terapeutización de los afectos.

El psicoanálisis operará sobre la verdad subjetiva, sobre eso que forcluye la ciencia: el sujeto.

FUENTE: BELAGA, G. (comp.) La Urgencia Generalizada. a práctica en el hospital.