El Aprendizaje en los perros
Es muy interesante poder observar cómo una persona experta que conoce las técnicas puede adiestrar fácilmente a un animal, incluso aquellos que ya tienen mañas antiguas y son muy mal educados.
En Estados Unidos, un afamado adiestrador de perros es protagonista de un programa de televisión que es emitido por el canal “Animal Planet”, donde muestra cómo enseñar a los afligidos dueños, buenos modales a sus mascotas.
Las técnicas son básicamente dos: la primera es la de condicionamiento, o sea, enseñándole conductas apropiadas asociándolas a estímulos placenteros y la segunda consiste en enseñar a sus dueños a cambiar de actitud con respecto a su relación con él.
Es importante reflexionar sobre cómo los perros aprenden a obedecer órdenes cuando su dueño adopta el rol que le corresponde: que debe ser el de líder de la manada; porque para una mascota, la familia con la que convive representa su manada y como integrante de ella, cada uno tiene un rol, inclusive él.
Si ninguno impone autoridad, el perro adoptará el rol de líder y mandará él haciendo todo lo que desee, desastres incluidos.
El rol de autoridad es más una actitud que una conducta manifiesta, porque el perro responde mucho más a lo que están pensando sus dueños que a cualquier amenaza o castigo que reciban.
Un perro no se maneja con un lenguaje hablado, como los seres humanos, porque ellos comprenden más las actitudes y las intenciones, sin que su dueño tenga que abrir la boca.
Rupert Shaldrake, estudió Ciencias Naturales en Cambridge y Filosofía en Harvard, y se doctoró como Bioquímico en Cambridge.
Fue miembro investigador de la Royal Society y del Clare Collage de Cambridge y es autor de cuatro libros, entre ellos “El Renacimiento de la Natraleza”, “Siete experimentos que pueden cambiar el mundo” y “De perros que saben que sus amos están camino a casa- y otras facultades inexplicadas de los animales”; y de más de cincuenta artículos publicados en revistas científicas.
A Shaldrake le interesaba investigar cómo hacen los perros para saber cuándo sus amos tienen la intención de regresar a casa.
Saber por ejemplo por qué hay gatos que responden al teléfono cuando llama alguien que conocen, cómo hacen los caballos para encontrar el camino de vuelta desde un lugar que desconocen, o los animales que perciben la proximidad de un terremoto u otra catástrofe, todas éstas percepciones que trascienden la capacidad racional.
Rupert Shaldrake es un científico que se atreve a ser un innovador investigando las distintas maneras en que las mascotas pueden enseñar al hombre a ir más allá del pensamiento científico convencional.
Su libro titulado “De perros que saben que sus amos están camino de casa- y otras facultades inexplicadas de los animales”, traducido al castellano y editado por Paidós Ibérica, S.A., Barcelona, España, en 2001, se centra en tres forma de percepción: la telepatía, el sentido de la orientación y las premoniciones, llegando a demostrar cómo estos poderes parapsicológicos que tienen los seres humanos, o sexto sentido, como algunos los llaman, parecen naturales al considerarlos desde el comportamiento animal.
Es asombroso ver cómo los perros pueden cambiar drásticamente su conducta solamente cuando su dueño cambia de actitud y se convierte en el líder, demostrando que es él el que manda, sin necesidad de decir una sola palabra o sólo con un chistido.
El perro tiene la capacidad de percibir la intención de su dueño, una conducta que implica autoridad y que lo obliga a respetar sus órdenes.
Vemos a diario personas que van corriendo detrás de sus perros tomados de la correa que los sujeta. Este comportamiento revela que el perro es el líder, no el dueño, por lo tanto hará e irá donde le plazca.
Es admirable constatar que si el dueño mantiene el perro, dándole poca soga, a su izquierda, levemente detrás de él y obligándolo con leves toques de la correa a mantener la cabeza en alto; el animal no intentará entretenerse con cosas que encuentre en la calle porque no las verá y continuará la marcha obediente sin molestar a su dueño.
Podemos trasladar estas experiencias al control del comportamiento de los niños, principalmente asumiendo el rol de autoridad que a los padres les correponde.